Se me acumula el trabajo

trabajo tan disperso
que se acumula como las pelusas
lo hacen en los rincones
y llega un momento
en que ves que la casa está sucia
sin que tengas un lugar concreto
único y fácilmente identificable
para limpiar.

programar un par de performances
que nunca hago tantas tan seguidas
lanzar nuevos mailings de monográficos
por ver si alguno acaba saliendo
rellenar este diario
que si no es a diario no es diario
preparar las clases de mis talleres de poesía
porque me encanta que sientan que trabajo para ellos
imprimir nuevos problemas de química para Marta
mi querida alumna a quien he visto crecer
como a Mateo, ese mostruito adorable,
leer una antología poética española
de poetas que pueden resultar interesantes
pero que, personalmente, no me interesan nada
enviar material para que en El Manantial
aparezcan mis cursos de Poesía
seguir avanzando con mi proyecto de lenguas
de clasificación obsesiva, cladística,
que me tiene paralizado decidiendo
si el griego es un idioma o son varios
si lo estructuro como una rama o una hoja
si decido trabajarme dialecto a dialecto
aqueo, jónico-ático, eólico, dórico, y los otros cincuenta
o si decido que es un único idioma sabiendo que es mentira
pero asumiendo que los griegos no me lo tendrán muy en cuenta
leyendo, leyendo, leyendo
para sustentar una de las dos direcciones
por encima de la otra
y seguir ese camino
y tengo algunas otras cosas en la mente
pero no las encuentro.

mi cabeza es un saco de legumbres varias
hirviendo al fuego de un otoño crítico
y noto como poco a poco van soltando sus sabores
a la sopa mental que voy cocinando
lentamente
lenta
mente
lenta
.

Esto no es una broma