Estoy empezando a hartarme de tanto imperativo, sí, incluso los que en el mejor de los casos se revisten de complicidad bajo una premisa hipotética o un condicional. Se supone, de alguna manera más o menos perversa, que si no lo haces eres cómplice, eres pecador, culpable, malo.
Y llegan todo tipo de acciones que te ves propulsado a hacer porque tu entorno social lo requiere, lo exige. Recuerdo el maravilloso libro de Roland Barthes, Lo Neutro, y lo que escribí sobre él sigue resultando significativo.
Firmas: más de 10 al día, insoportable. Empiezan a llegar aclaraciones sobre que se trata, en la mayor parte de las veces, de rumores, de hoax, de capturadores de información confidencial, de campañas de marketing o estudios de lo mismo más o menos bien orquestadas para no parecerlo.
Dentro de poco, no cederé ante esta presión, pase lo que pase.