El viernes pasado terminé la última de las lenguas baltoeslavas, de la familia indoeuropea. Esta agrupación no es muy filológicamente bien admitida, pero hay indicios que afirman que, en alguna ocasión, mantuvieron ambas subramas una cercanía que permite agruparlas como una única categoría.
He tardado mucho en terminar las eslavas, que han terminado por hacerse muy pesadas, pero, además, en un interín para no aburrirme, he reorganizado la base principal, siguiendo las ideas, principalmente, de Greenberg, sobre las macrofamilias lingüísticas.
El resultado de lo primero es: (en una captura de pantalla)