La infalibilidad pontificia constituye un dogma, según el cual el papa está preservado de cometer un error cuando él promulga, a la Iglesia, una enseñanza dogmática en temas de fe y moral bajo el rango de «solemne definición pontificia» o declaración ex cathedra. Como toda verdad de fe, ninguna discusión se permite dentro de la Iglesia católica y se debe acatar y obedecer incondicionalmente.
Ahora cambiemos Iglesia Católica por cualquier otra figura administrativa: Estado, por ejemplo. Y veremos que en un país cuya tradición es netamente católica, es difícil deshacerse de esta idiosincrasia de acatar y obedecer incondicionalmente.
Más aún:
La doctrina católica sostiene que Jesús estableció su Iglesia fundamentándola en la persona de Simón Pedro (y, por consiguiente, de sus sucesores los papas), diciéndole «lo que ates en la Tierra quedará atado en los Cielos, y lo que desates en la Tierra quedará desatado en los Cielos»
¿A nadie le suena a la famosa frase de Francisco Franco?