La clasificación de lenguas que llevo haciendo desde hace un par de años está siendo algo agotador.
Por un lado, la visión microscópica sobre cada una de las lenguas (como el caso del bielorruso o el ucranino, o el tocario, por ejemplo) cada día me parece un trabajo imposible y que acaba por ser más bien superficial, debido a la falta de tiempo que tengo para dedicarle a cada lengua, lo que por otra parte es inevitable si quiero seguir avanzando en la clasificación general. Por poner un ejemplo, ayer terminé de «tipificar» o documentar en la plantilla correspondiente la «lengua alemana» si es que tal cosa existe y me doy cuenta de que estoy reinventando la rueda a cada paso… En algunos casos merece la pena, pues, al menos en español, no encuentro una información bien estructurada, pero en los que las lenguas son harto conocidas, se produce una situación bastante ridícula, pues la documentación excede la que puedo o considero necesario reseñar. De este modo, en algunos casos, lo único que puedo hacer para ser razonable es buscar lo «significativo» entre lo genérico, pero esto acaba siendo bastante arbitrario y sesgado.
Por otro lado, la clasificación en macrofamilias está bastante cuestionada, por no decir que aún carece de soporte «científico» en la mayor parte de las clasificaciones, que acaban por ser bastante especulativas. Esto no me preocupa tanto como lo anterior, pero entre ambas cosas, siento en muchas ocasiones que este trabajo me desborda por todos los lados. No obstante, no voy a cejar en el intento de seguir adelante, aunque no sepa hasta cuando ni hasta cuanto.
De momento, me encuentro que he realizado ya un documento de más de 500 páginas sobre tan solo 4 ramas de la familia lingüística indoeuropea, que puede ser descargado y usado sin ningún tipo de mención…