En el vagón
de tren
un abusón
iba escuchando una música
machacona
sin pensar
que había más gente
en el vagón
de tren.
Llevaba en el oído unos dispositivos
que supuestamente
aislaban el sonido
hacia el exterior
pero no lo hacían.
Dudo que a él le preocupara
que los demás viajeros del vagón
de tren
escuchásemos su música
machacona
como si la tuviésemos
pegada a nuestros oídos
desprovistos de dispositivos
que aislasen del sonido
procedente del exterior.
Por un momento
(de extensa duración)
agradecí que el asesinato no quedase
impune
pues es probable que me acostumbrase
a ir por el país
disparando un tiro en la cabeza
a gente como esta.
Lo que, por otro lado,
me convertiría en la peor calaña
de esa gente.
El final
estaría entonces
sentenciado.