Si A se parece a B, B se parece a A.
Vamos, digo yo.
El caso es que, no sé porqué razón, se cuela la cronología en la apariencia, afirmándose cosas como «Te pareces a tu madre» y nunca «Te pareces a tu hija». Como si la preexistencia generase un privilegio en una de esas variables A o B, es decir, como si siempre hubiéramos de decir que B se parece a A, pero nunca veríamos bien afirmar rotundamente que A se parece a B, como la propiedad conmutativa nos permite.
Esto siempre me ha generado una especie de comezón mental que hace que sienta que hablar un idioma es mucho más complejo que programarlo sin todas las excepciones o usos que se le deben dar.
Por no hablar del «yo (el burro) delante para que no se espante», típico en una enumeración que incluya la primera persona del singular. (Ahora que lo pienso, no sé si aplica también para la primera persona del plural).
Hummm… dudas gramaticales, venid a mí, os imploro, os ruego que hagáis mi vida más compleja, para los días en los que pueda encontrarla aburrida…
conmutativo, va.
1. adj. Que conmuta o tiene virtud de conmutar.
2. adj. Mat. Dicho de ciertas operaciones: Cuyo resultado no varía cambiando el orden de sus términos o elementos.conmutar.
(Del lat. commut?re).
1. tr. Cambiar una cosa por otra.
2. tr. Sustituir penas o castigos impuestos por otros menos graves.
3. tr. Sustituir obligaciones o trabajos compensándolos con otros más leves.
4. tr. Dar validez en un centro, carrera o país, a estudios aprobados en otro.
5. tr. Comprar, vender o cambiar comercialmente algo.
6. tr. Fís. Cambiar el destino de una señal o corriente eléctrica.