Soy consciente de la mejora medioambiental deducible al comprar localmente y no remotamente, reduciendo los costos energéticos de transporte, aunque no sé si siempre es aplicable, puesto que la eficacia de la centralización en la producción no es baladí.
No obstante, no tengo claro las cantidades exactas de las distintas «huellas» de carbono o similares dejadas por una u otra forma de consumo.
Sé que producir localmente para su consumo local aumentaría la cantidad de mano de obra local requerida. Esto parece evidente, al menos… sin entrar en pormenores como transportistas o importadores…
Pero hay dos cosas que sigo sin entender:
1.- ¿Por qué seguimos queriendo «trabajar»?
¿No sería más lógico desear reducir la cantidad de tiempo dedicada a laborar, aumentando la cantidad de tiempo dedicada a obrar? Obvio que se me dirá que entonces cómo se adquieren los bienes y servicios que se desean. Pero esa es otra cuestión derivada de la injusta repartición de los beneficios de la producción, no de la necesidad de formar parte de la maquinaria de la misma.
2.- Se reduce el paro en España, lo que es bastante «nacionalista» si nos damos cuenta. ¿Qué ocurre fuera? ¿Importa? ¿Por qué España sí y, por ejemplo, Cataluña no?
Sé que son buenas intenciones, pero no tengo claro ninguno de estos dos puntos, para empezar. Hay otros tantos puntos menores que tampoco tengo claros… pero se trata de tener las cosas claras, ¿verdad?
Procuro, dicho en voz baja, no apoyar franquicias, apoyando la pequeña y mediana empresa, pero sobre todo por la forma en la que se reparten los beneficios de las mismas. Si cambiase esta forma de reparto, por ejemplo, si existiese una franquicia cooperativista, donde los propietarios fuesen los trabajadores, supongo que no tendría el más mínimo reparo en acudir a la misma.
Y digo «en voz baja» porque no siempre lo hago: tengo poco dinero por decisión propia y me implica un cierto tipo de «sacrificios» entre los que tengo que elegir, por ejemplo, entre «económico» vs «ecológico»… y no siempre es fácil, pero en muchos casos acabo decantándome por lo económico.
También en cosas menores, como unas cañas a precios razonables halladas en franquicias que van a acabar con los minoristas de bares qué lugares… pero es que nunca me pareció razonable que, con la excusa del cambio al euro, una cerveza pasase de costar 100 pesetas a 1 euro… así, sin anestesia. Supongo que algunos dueños de hostelería se forraron con ello. Si no lo hicieron, querría saber qué fue de ese incremento.
En España gran parte del aumento de los precios se le debe a la burbuja inmobiliaria, entre otras cosas porque aumentando el precio del suelo, todo lo demás debía ir en consonancia para poder hacer frente a los pagos de lo «básico» en un sentido casi literal de la palabra.
Ya nos ocurrió cuando manteníamos un espacio abierto para la Asociación Cultural Clave 53 en Campomanes y no podíamos bajar los precios por debajo de un umbral que nos hiciera posible afrontar el pago del alquiler, desorbitado pero a precio de mercado.
Y conozco amigos que ganaron (y aún ganan) dinero gracias a ese incremento del precio del suelo. ¿Son especuladores? En pequeña medida claro que lo son, pero el sistema capitalista se basa en la especulación, en esa mezquina ecuación del precio de mercado, de la ley de oferta y demanda… Y nada tiene que ver con el valor de las cosas.
Bueno, creo que he terminado por desviarme mucho del tema, pero he de reconocer que no tengo claro cuál es mi reacción cuando veo este tipo de llamamientos, y en la mayor parte de las ocasiones, simple y llanamente, los ignoro.
Eso sin mencionar lo «imposible» de algo así en un mundo tan profundamente globalizado, que hace que «los productos españoles» acaben teniendo, sí o sí, en algún lugar de su cadena de producción, un contenido «no español».
Sinceramente, ser ético no es solo consumir de acá o de allá, sino hacerlo con conciencia… y no siempre tenemos la capacidad de conocer tantos detalles como para poder tomar una conciencia bien fundamentada.
Al menos, yo, me reconozco inculto al respecto. Seguro que hay mucha gente que no se reconoce tal.