Cuentan que hay un chiste sobre
un portaviones
que
en su avance prepotente
encontró una luz
y se dirigió a ella advirtiendo en unos términos poco amistosos
que se apartase.
Desde la luz contestaron que no
que mejor cambiase el rumbo el portaviones
pero éste insistió
identificándose como de la armada de los Estados Unidos de América
para hacer temblar al más valiente.
Desde la luz
impasible
insistieron en que tomasen en serio lo que les decían
y que no continuasen manteniendo el rumbo hacia ella.
Volvió
el portaviones de los EEUU
a incidir en el hecho de su potencia
a informar de que venían acompañados de varias corbetas
algunas fragatas
y
(¿por qué no?)
una docena de destructores
así que no tenían la más mínima intención de apartarse
y seguirían su vector dirección inamovible
incluso si tenían que impactar con la luz y su portador.
Así que
con presumible humildad
pero cierta sorna
desde la luz
(y ya era hora)
contestaron que su autoridad provenía de la diosa Gea
y que estaban hablando
con un faro de una costa escarpada a la que
si continuaban por ese camino
se verían abocados los demenciales altivos marineros.
Hay días en que me siento faro.
Otros
me siento delfín.
(Esta fotografía no es mía, está tomada de una búsqueda en Internet)