Guerra Civil Española

Frente Norte

No es un ejercicio de recuperación de la memoria histórica, pero en parte sí. Jugar a la Guerra Civil Española es recordarla, es afrontar que existió un enfrentamiento que podríamos llamar golpista.

Es un juego de mesa, antiguo, creado por la empresa NAC, de estrategia, derivado, como todos ellos, del Ajedrez, en el que están representadas con detalle la mayoría de las unidades de combate que participaron en aquel abyecto episodio de nuestra historia.

Por supuesto, las fuerzas «grises» de los «nacionales» (esta denominación es odiosa pues simplemente deberían haberse llamado insurrectos, golpistas o algo «peor») son los que comienzan el juego y suelen ser quienes ganan. Se le enfrentan los Republicano de verde (no sé si por el verde esperanza).

En esta ocasión, yo lideré las fuerzas republicanas, aunque suelo jugar con las fuerzas franquistas porque nadie las quiere o porque comienzan perdiendo; hay que tener paciencia ya que en 1937 entran en liza los refuerzos italo-alemanes y una invencible aviación que arrasará cualquier combate (y eso que no se representan los civiles muertos).

En esta partida, tuve el acierto de defender con éxito Huesca y Vitoria, expulsando a las fuerzas enemigas del norte del Ebro y cerrando así un frente que resulta extenuante para la recepción de refuerzos. Cataluña y Euskadi estuvieron tranquilas hasta el final de la contienda. También gané la batalla de Belchite, pero luchándola en el 36, haciendo caer Zaragoza y Teruel. Este cambio de acontecimientos con respecto a lo que fue la Ofensiva de Zaragoza fue crucial pues desplazaba los aeropuertos disponibles en territorio controlado por los golpistas hasta más allá de Soria, dejando a sus tropas indefensas ante la mucho menor presencia aérea republicana.

Para esto, tuve que sacrificar la defensa de Andalucía, salvo las regiones montañosas de Sierra Nevada, pero estaban lejos del centro del tablero, lo que hacía que él tuviese que dispersarse, teniendo más frentes abiertos mientras mis tropas republicanas resistían hasta poder comenzar un tímido contraataque en 1938.

Se perdió Asturias, pero se mantuvo Santander, socorrido por una flota de Acorazados. Madrid estuvo reñido hasta el final de la contienda, pues la sierra, como ocurrió en la realidad, ejerció un fuerte efecto tampón que no permitía a ninguno de los dos avanzar contra el otro.

Comenzando el juego

Cuando llegó la hora de recibir refuerzos, sus aviones no pudieron organizar un frente unificado, así que tuvieron que enfrentarse de manera aislada a las fuerzas aéreas republicanas… que vencieron y, con ello, desequilibraron la batalla. A partir de este momento, solo quedaba ir, poco a poco, cediendo terreno. La guerra estaba perdida para las tropas de Franco y sus aliados nazi-fascistas.

Una tremenda batalla naval en el Estrecho de Gibraltar llegó tarde a evitar que las tropas africanas (la legión, los regulares, etc) acabasen su desembarco en tierras gaditanas y tampoco consiguieron atravesarlo. Los destructores se bombardeaban sin avances significativos en las posiciones.


GSP Atacando

David en marcha

Este juego siempre me recordará a las infinitas noches que mi amigo Xabi y yo nos retábamos para reconstruir el pasado de aquella infamia, él siempre con los republicanos, pero casi siempre se repetía el patrón: España parecía estar condenada a vivir una dictadura de 40 años.

¿Qué habría pasado en caso contrario? Con un par de victorias estratégicas importantes, el curso de la historia de este país podría haber sido muy diferente.

¿Desunión? ¿Falta de buenos estrategas? ¿Falta de recursos, de ayuda exterior? ¿Falta de motivación?

No sé, pero ahora es tiempo de mirar hacia adelante y decidir cómo queremos que sea este país, aunque sigamos jugando al pasado durante una jornada de visita familiar. Me alegra saber que a mi sobrino, en algún lugar de su mente, le gustó que ganase yo, por el hecho de ver vencedores a los vencidos, a los legítimos representantes de la voluntad popular.

Esto no es una broma