¿Soy yo el único que observa la mano negra del patriarcado bajo la altura del diseño medio de las encimeras y las pilas de la cocina?
Cada vez que friego los platos
me duelen los riñones y me acuerdo de mi madre
con sus 156 centímetros.
Yo no soy muy alto y sin embargo
cada vez que friego los platos
pienso que están diseñadas
las cocinas
para las que «han» de usarlas
para ellas
de altura media
menor
que
la altura media
de ellos (nosotros).
Cada vez que friego los platos
pienso
si bajo esa herramienta inocua
se haya una conspiración
para poner a las mujeres
«en su sitio».
Y no sé si sentirme
fuera de juego
o paranoico.