Podría pensarse perfectamente que se trata de una performance.
Es más, podría afirmar que lo fue, que fue una performance realizada en Hamburgo, Alemania, y engrosar así mi curriculum como artista de acción, pero la verdad (la mía) es que no lo fue.
Fue una acción (una serie de acciones) que hice con un poco de descontexto, pero sin intención de reclamar para ella la entidad de objeto artístico. Así que no lo fue, no fue una pieza de arte de acción, aunque hubiera habido acción, descontexto e incluso algún público parcialmente participativo.
Pero podría venderla como lo contrario… y hasta me la comprarían como tal, porque hay quienes me quieren mucho y me comprarían cosas tan distantes que me darían mucho mayor prestigio como artista.
Pero no, yo sé que no lo era. Sé que no. Sé que quise hacer otra y no me llevé el material que me hacía falta (un texto maravilloso de Jaime Vallaure escrito en ocasión a la convocatoria de la Chamalle 10).
Podría pensarse que se trata de una performance, pero lo que la diferencia de una performance real es que yo sé lo que sé… ¿se entiende?
Pues eso.