En un minuto de mi tiempo
me propongo
un acertijo ciego
que lastime la vista de tus tímpanos
o que lacere el labio
enardecido
con la clavícula batiente de la noche
frente al llanto iconoclasta
de una bruja
que no conoce varón
ni terciopelo.
En un minuto de mi tiempo
el número de faltas ortográficas
me ha mordido el riñón izquierdo
con dientes de cartón piedra
y con piedras como dientes
de cartón.
En un minuto de mi tiempo
me asomo a la ventana del futuro
y veo pasar el tren que no me lleva.