Llueve

lluvia desintegrada en la palabra lluvia
con pétalos de simiente
en el cemento
con lágrimas de bocas enceradas

llueve silencios
entre los bastidores del poema
hasta agujerear los versos más calizos
quebrando los poros de la letra a

llueve sílabas átonas
en medio de cualquier esdrújula
como levantando el vuelo para llegar al labio

llueve remos de piel y ornitorrincos
contra la dicha inusual de un verbo impar

llueve #454545
en mitad de una página web con CSS

llueve diluvios diminutos
de hipocondría contraalta
como el rizoma genérico
que abraza párpados mojados

llueve tristeza
siempre
en el hastío

llueve desidia y duda
llueve niebla
y miseria
y anfetaminas
y números primos
y teoremas de completitud
y un transfinito

llueve interrogaciones sobre las exclamaciones
y un sinsabor de besos que hoy
no me has dado

llueve colegios de corbatas azules
con elásticos
pantalones plisados
faldas plisadas
y un plato de lentejas frías con arroz

llueve nostalgia y pasado
como llueve nieve y pasado
como sol y futuro
y Alemania

llueve Sydney
Nueva York
París y Londres

llueve sin parar y sin azogue
llueve un final imposible de vocablos
sobre un diccionario
imperturbable

llueve
y llueve
sobre los campos
sobre los chopos (medio deshojados)

llueve

una tilde en la i

llueve sin tregua
sin olvido
sin lástima
sin pausa
sin hidrácidos
sin meditación
y sin motivo

llueve
una caléndula dorada
llueve un geranio ahíto
llueve un omóplato homofóbico
y un ático mojado
da rienda suelta al brío

llueve
uves
ves
es
s

llueve
almirantazgo y ataduras
un ramillete de bocetos de proyectos
una esmirriada puerta acristalada
la lavadora cargada de promesas
un orinal de una vieja casona de madera sin agua corriente
bajo el frío acuñado en alcarreño

llueve
un véneto idioma emparentado
con idiomas ilíricos o itálicos
un oficial de la marina inglesa
una niña de porcelana Ming

llueve infinito
finito
indefinido
par
y pase

llueve en el bingo y en la ducha
llueve en la dicha y en el mundo
llueve en el castro y el molino
llueve en la cesta y la canasta
llueve en mi cama
en tus senos
en mi sexo
en tus curvas
derrapando gotas hasta el fondo del abismo
sin fondo
de tu piel

llueve
sin lluvia
y sin fuelle
sin pasión
y sin pulsión

llueve sin miedo
y sin medida
sin horizonte final
y con abrigos
un centenar de paraguas arrugados
un millar de capuchas incendiarias
un millón de electrones en una millonésima de milímetro de cable
e incluso
un millón de electrones en una diezmillonésima de miligramo de carne
(sí
de carne)

llueve una pulsación de teclas de teclado
de latidos de corazones
de chasquidos de opacidades
de alteraciones de membranas gastrointestinales

llueve hasta no poder seguir escribiendo
sobre cuánto
llueve
justo
antes
de comer

Esto no es una broma