Es una forma interesantísima de utilizar WhatsApp.
La app de mensajería por excelencia de la era smartphone, ha desarrollado un avance singular que siempre eché en falta: una aplicación web que permite acceder a la app de manera que se puedan enviar mensajes desde cualquier ordenador, o cualquier dispositivo, que tenga un teclado y un navegador.
Esto la convierte en la herramienta idónea para seguir comunicándose con quienes están en esta modernez de smartphonelandia y tienen una conexión a Internet (se puede no tener ¿!!?) desde casa mientras se trabaja, por ejemplo.
Es posible que el problema sea esta misma onmipresente disponibilidad de la app, que puede conllevar una agobiante sobrecarga de mensajes innecesarios en momentos en los que se requiera concentración o «enfoque».
Esto, de nuevo, me lleva a cierta necesidad que cada día veo más acuaciante de diferenciar el uso profesional que se hace de la telefonía y las redes en general de telecomunicaciones y el uso personal que se hace de las mismas.
Es decir, quiero poder recibir un mensaje de whatsapp de un alumno mientras estoy trabajando, pues sé que lo que quiere decirme puede ser «urgente» o requerir mi intervención, o informarme de algo que puedo querer saber con prontitud, pero, por el contrario, durante esa parte de mi tiempo, puedo querer estar desconectado (salvo emergencias) de mensajes de amigas o familia.
También (durante las vacaciones o fiestas de guardar y en otras franjas horarias) puede darse justo la situación contraria: no estar para el trabajo y sí para los amigos íntimos o la familia.
Surge más de un problema cuando ambos círculos se mezclan, como suele ser habitual, pero al menos es minimizar el problema a algún tipo de intersección y no a una maximalista unión de conjuntos que acaba por englobar al mundo mundial.
De momento, mientras no sea demasiado molesto, estoy contento de haber descubierto la posibilidad de usar WhatsApp vía Web y haberla estrenado con unos mensajes a mi querida Aída B.