Alguna sinopsis encontrada auguraba una película mala, o al menos de bajo calado, pero lo que vi no podría haberse imaginado.
Cuando la novia de un joven es secuestrada por un malvado rey, este se vuelve a Hércules en busca de ayuda. El héroe caído ha estado viviendo en el exilio, desterrado por haber matado a su familia, pero la valentía del joven inspira a Hércules. Juntos, luchan para rescatar a la novia y recuperar el honor de Hércules.
Despropósito tras despropósito, el viernes por la noche vi la película Hércules Renacido que ubica a este semidios como un homínido patético y mediocre en una «Grecia» o «Tracia», del año 14 A.C. en un imaginario pseudohistórico reino de Enos, aunque el protagonista acaba siendo un tal Arius con atuendo de general romano.
El megamix descerebrado del vestuario era como de teatro amateur de colegio infantil (pobre): mezclaba ambientación de cualquier prenda que pareciese antigua sin ningún sentido y de casi cualquier procedencia imaginable. Creo que faltó algún personaje vestido de vikingo y quizá un samurai, aunque uno de los secundarios tiene un aspecto casi próximo, altaico, diría.
La «protagonista» femenina (como indica el artículo determinado) era poco más que un florero, damisela en apuros a la que abofetean hasta la saciedad como en una repetición humorística, sin que ello tenga el más mínimo impacto en la trama, por llamar de alguna manera a esa sucesión arbitraria de acontecimientos intrascendentes preñados de peleas coreografiadas sin el más mínimo respeto por la coherencia espacio-temporal.
Sin mencionar el hecho de que el innumerable ejército que aparece en una ocasión, desaparece después para resultar una película que podría haber sido rodada con seis o siete actores haciendo diversos papeles…
Por todo esto y algún otro detalle como la botella de veneno de «el malo», malísimo, personaje plano donde los haya, que tenía, sí tenía rosca, como si hubiese sido recuperada de una caja de coca-colas vacía, por todo esto y más, casi podría haber caminado hacia el género de la parodia, casi «vidadebrianesca«, pero no, se lo tomaban en serio intentando que ese batiburrillo alcanzase con un clímax y varios sobreclímax que dan lugar a un epílogo anunciado desde el primer instante, a los casi 90 minutos preceptivos para ser comercializada en DVD.
Sin duda, el mejor momento, el más disparato fue cuando los aventureros se hacen pasar por comerciantes para atravesar las murallas, comerciantes ¡de patatas!, sí, tal cual, por inverosímil que pueda parecer: comerciantes de patatas precolombinas, situadas más de 15 siglos, más de 1500 años antes de lo posible en esas fantasiosas latitudes.
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Todo un ejemplo de cómo no hacer cine. Ha sido la peor película que he visto en muchos años, opinión que parece ser compartida.
Durante la proyección se fue la luz en Madrid centro y disfruté el momento, pero, afán masoquista, seguí viéndola hasta el final con la inocente y frustrada esperanza de que algo mejorase.