Está claro, el Karma existe y se materializa de maneras imprevisibles.
Que le pregunten a mi amiga Aída qué le parece esto de que tenga que estar tecleando palabras del diccionario de manera secuencial. Seguro que está de acuerdo conmigo en que me lo tengo merecido.
Y además lo disfruto, casi como ella lo disfrutó.
😉