Los caramelos se amontonan

bajo la ventana
como una pequeña manifestación dulce
de insolidarios gorrinillos verdes
que quieren olvidar las llaves que tienen al lado
y los bolígrafos con los que conviven desde hace décadas
sustentados con orgullo
sobre unos folletos de publicidad
de talleres de poesía.

uno de ellos
es un síntoma de síntomas
los demás
le miran con recelo
con desconfianza
y se tiene que arrinconar
en la cuadrícula rosada.

desde lejos
una navaja suiza
oculta en un cilindro de plástico duro
amenaza la paz mundial.

Esto no es una broma