Soy un ente sumido en la niebla de una calle anclada en un pasado sordo.
Nuestros ojos encuentran una rama en la boca y tus manos alimentan el pecado del ser.
No somos.
Habitamos olvidos al fondo de la lluvia como un rinoceronte que oculta su verdad.
La dicha es la desdicha.
Soy un nosotros pleno de letras ácidas a la puerta del cielo en el que envilecer rotondas.
No hay manera de librarse de un personal adverbio que adjetive un pronombre con verbos infinitos.
Soy un ente sumido en la tiniebla de una calle anclada en un futuro mudo.
Nuestras manos encuentran ramas en boca y sus ojos alienan los pescados de la sed.
Fuimos.
Habituamos a olvidar los fondos de las plumas como un hipopótamo que muestra vanidad.
La desdicha es la dicha.
Eres un vosotras plena de letras ocres a la puerta de infiernos donde enaltecer pecados.
Intentos vanos de hacerse con nuevas preposiciones que articulen demostrativas conjunciones exclamadas.
Soy un ente…