wifi de corcho que andas
por cuatro piernas tiene el gato
a la hoguera de tus versos
que se rompen en la piel.
huyendo huyendo del ocho
que se apodera del mundo
a menudo con despecho
y habitualmente despacio.
me dejo llevar
me puede
me arropa la mar salada
bajo un vacío de palabras
que llenan el precipicio
por el que caigo en tus brazos.
sigo hablando sin decir
un desmedido chocheo
como quien hace llover
a la mies del hormiguero.
qué asco
qué asco
no quiero romancear
como un vulgar poetastro de medio pelo que deja todos sus versos
atados y bien atados.
maldita sea
se cuela en mitad del esfuerzo por liberarme del metro
res calibrada
hasta acabar con mis ganas.