Mi smartphone me pregunta si quiero respuestas antes de preguntar. Demasiado smart, pero me conoce poco: me apasionan las preguntas y no demasiado las respuestas.
Por supuesto, lo que ha hecho para ofrecerme ese «servicio» ha sido formular una pregunta ¿Quieres respuestas antes de que preguntes?, lo que no deja de resultar parcialmente paradójico e incluso contradictorio: ¿Por qué no ha respondido por mí y me ha dicho, así, directamente: ¡Quieres respuestas antes de preguntar!?
¿En qué momento nos sugerirá vivir por nosotros?