Me habrán descubierto un cáncer terminal agresivo
y habré fallecido en el quirófano
mientas las entradas programadas para semana santa
seguirán publicándose en el blog
como si yo estuviese vivo.
Quizá ya esté muerto y no lo sepa
y quizá por ello no comprenda al universo
que habla un lenguaje de personas vivas
que transitan por las calles con dos piernas insensibles
como si no existiese el dolor.
Quizá no viví nunca
lo que explicaría tanta incomunicación
tanto silencio
tanta soledad.
Quizá nunca escribí esto que estoy escribiendo ahora mismo
un anodino martes de marzo
mientras las lágrimas secas de mis ojos
parecen tristeza deshidratada por fascículos.
Quizá sólo hay quizases.