Al menos cuarenta muertos en la ciudad siria de Duma tras un ataque químico
Una lágrima en una red social
y paso a la siguiente noticia
como si ya lo hubiese procesado
y no viendo solución
dijese para mí mismo que una lágrima
en una red social
es más que suficiente para manifestar
mi malestar cuando leo este titular
sobre cuarente muertos
donde la mayoría eran mujeres
niños y niñas que murieron por asfixia
bombardeados
en nombre de alguna paz que se está buscando
siempre buscando la paz a golpe de machete
o arma química.
Escucho de fondo a Silvio Rodríguez
cantar sobre la guerra y cañones de futuro
mientras Spotify me dice que no soy premium
aunque me pueda permitir el ingente lujo
de pinchar sobre un botoncito y hacer constar
mi tristeza
vía una lágrima en una red social
y me siento terriblemente premium
premium de haber nacido en un continente
que lleva exportando sus guerras
desde hace más de la edad de mi madre.
Una lágrima en una red social
y este poema esteticista
sintiéndome impotente
pequeño entre la multitud desesperada
pequeño entre la multitud
pequeño como una publicación
sobre cuarenta personas muertas
en la ciudad siria de Duma
tras un ataque químico
en una red social.
Se ha actualizado la interfaz
y la noticia ya es pasado
mientras sigo en mi ordenador
agradeciendo no haber muerto en un ataque químico
agradeciendo no sé muy bien a quién
aunque temo casi preguntármelo
pues lo más probable es que gracias a que yo
no he muerto un ataque químico
otra persona al otro lado del Mediterráneo
ha muerto en un ataque químico
por asfixia
al mismo tiempo en el que protestaba
porque se me estaba terminando la tinta
en el rotulador azul
con el que estoy haciendo un banal regalo
para una amiga
que ha cumplido cuarenta
cuarenta años sin ser bombardeada
en ningún ataque químico
ni ha muerto por asfixia.
Al menos cuarenta muertos en la ciudad siria de Duma tras un ataque químico
al menos cuarenta segundos de silencio
guardo por cuarenta muertes humanas
y por una publicación
que me ha recordado
que soy premium
que soy humano premium
por tantas
y tantas
razones
como la de seguir vivo
y alejado de amenazas
más allá de la improbable semilla de tristeza
que queda en mi cuerpo o en mi mente
tras leer un titular atroz
bajo la cálida influencia de la estufa
de infrarrojos
a cuatrocientos vatios de potencia
en la plácida silla de mi estudio
escribiendo este inútil poema
sobre lo que siento (lo que «yo» siento)
al leer que
al menos cuarenta muertos en la ciudad siria de Duma tras un ataque químico.