La masa roja
junto a las sillas
no huele a nada.
Con oscas sacas
sacos de cosas sosas
ascos sin casa.
Los dos casquitos
persiguen en silencio
nuestras ausencias.
La A agrandada
salva la alborada
cada mañana.
La bicicleta
tiene ruedas de viento
bajo la tripa.
En la pared
cartabones y escuadras
copulan rectas.
En el espejo
mi reflejo me mira
desde el espejo.
Baja la lámpara
a la caja aplastada
para amasarla.
Sobre la mesa
el foco llora sombras
de porcelana.
El palo selfie
brilla sobre el informe
con apatía.