Desbrozando un PLC

Lo tenía mi madre en su casa. A ella puede que le hubiese servido para algo, esto de conectar ordenadores alejados utilizando la red de corriente eléctrica de la vivienda para distribuir la información (datos), pero a mí me era absolutamente inútil. No sólo por el hecho de que tengo una superficie de hogar que no justifica este despliegue, sino porque además me obligaba a adquirir otro PLC con el que completar el par cliente-servidor o maestro-siervo, sin ninguna justificación.

No obstante, quise trastear con el «bichito» y probé a encenderlo y ver si se podía configurar de alguna manera… pero no pudo ser. Quedaba permanentemente en un estado de luz roja (mal signo) así que no conseguí que se pusiese en marcha.

Después de darle una lenta pensada a qué hacer con ello, si podía recuperar algo, aunque fuese el enchufe, acabé por destriparlo. Solía hacerlo de pequeño: abrir aparatos sin saber si voy a poder usar algo de su interior. Así fue: nada me servía. Lo abrí para un rato después seguir sin saber qué hacer con ello. Y acabé tirándolo, como no podía ser de otra manera. Consumismo irresponsable e insostenible…

No lamento su muerte

Stan Lee
95 años.

Creación permanente
para escapar del tedio
buscando un ser humano
o sobrehumano
que pudiese parecerse a él
y no podía encontrarlo.

No lamento su muerte
y envidio
lo poco que conozco de su vida.

Envidio su constancia
su dedicación
y
en parte
su éxito.

Envidio que viviese 95 años.

Pienso en su vida y no en su muerte
y no lamento su muerte
y sí festejo su vida
viéndome algún homenaje
audiovisual a su memoria.

Habiendo tantas vidas desperdiciadas
la suya no fue una de ellas.

¡Viva!

Huesos prosaicos

Se está llenando de prosa mi estructura
ósea
y ya no corre por mis venas
poesía
arterias de pasión
anquilosadas
que barajan la opción de volverse ensayo
ante la mirada asesina de unos versos
desubicados.

Todo hueso es prosa
calcárea y absoluta
un llanto de asfalto
que ocupa mis silencios
con ruidos de azulejos rotos.

El corazón gime a la puerta de una válvula cerrada
olvidando que una vez fue víscera metáfora
dejando mi sangre hecha de cemento y hiel
cortar la circulación
sin atributos.

La prosa me invade la locura
hasta volverme cuerdo de remate
hasta perderme en la duda gramatical
estilizada.

Prosaico versador de realidades
subyace un horizonte de pasado
en el que escribí lo versos menos tristes de una noche
a la luz meditabunda de una hoguera.

Se está llenando de prosa mi estructura
se está llenando de prosa
se está llenando
y prosa.

octavo día de rehabilitación

Hoy, teóricamente, Sergio, mi rehabilitador (fisioterapeuta asignado) no iba a estar para atenderme puesto que está realizando una sustitución o suplencia y aquél a quien sustituye se tenía que haber reincorporado.

No obstante, a la entrada me han dicho que Sergio seguía esta semana porque no ha venido su sustituido y he sentido una extraña ambivalencia emocional: alegría porque Sergio siguiese atendiéndome (es una persona muy simpática, sensible, amable y ya le he contado todo mi problema, así que lleva siete sesiones conociéndome) al mismo tiempo que una empática culpabilidad por alegrarme de que a la persona que se supone que tenía que conocer esta mañana no haya podido venir por tener un esguince. Habría preferido que, directamente, hubiese decidido por su propia voluntad dejar de trabajar como fisioterapeuta para ser, pongamos, poeta o jugador de baloncesto profesional.

Me queda la duda de si este desconocido será mucho más amable, simpático, sensible y mejor terapeuta que Sergio, pero he preferido el conservadurismo de escoger lo conocido.

Pero la duda…

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Soñé

Hoy tuve tiempo
para soñar.

Tus labios me miraban
sin luz.

Soñé con la tristeza
vistiendo un traje de fieltro azul
encaramada a la duda
descarnada.

Tus labios me miraban
sin agua.

Soñé con la tibieza
en la región lumbar de Capadocia
abierta en canal
marino.

Tus labios me miraban
sin paz.

Soñé con tres trenes trapezoidales
(tristes ya estaba ocupada)
aniquilando una superficie
esférica.

Tus labios me miraban
sin latido.

Soñé con sudores de plomo
chorreando por el costado de tu olvido
a la orilla de un autobús
urbano.

Tus labios me soñaban
sin fin.

Esto no es una broma