Vivo una vida alocada
con altibajos diarios
como una montaña rusa
con un final
bajo tus ojos.
No hay forma con mi vivir
para alcanzar
tus últimos suspiros,
son zancadillas al alma
agitada las mañanas,
rotas
contra los añicos opacos
ocultos a tu inquisición
amorosa y algo infantil.
Miramos una y otra mañana
la luz por la claraboya:
la vida loca alza tramoyas
un día más.