Cuando ocurren estas cosas siempre me hacen gracia y, al mismo tiempo, me provocan cierta estupefacción asquerosa, algo así como la sensación de saber que los algoritmos no son humanos, no entienden bien la idea de contexto, de lectura más allá de una publicación cada vez, con cada mirada, como si no entendiesen que vemos (algunos humanos) todo lo que nos pilla por delante, incluso cuando queremos ver menos.
Y así en Instagram se me apareció esta divertida combinación: