Ya sé que estoy muy sutil con esto del machismo, pero esto me lo parece, aunque pueda resultar una banalidad: Bellísimo no está en el diccionario en el que sí está Bellísima. No entiendo el porqué me sugieren como alternativa «crudelísimo», como si esa raíz «bell», de «bellísimo» viniese o proviniese de «bellum», de donde procede la cruenta guerra.
Mes: octubre 2019
Blakout poetry
No me gustan las etiquetas o palabras en inglés para decir cosas que pueden ser dichas en castellano. No por mantener un purismo en el lenguaje que nunca persigo y no tiene sentido perseguir, pues todo idioma es híbrido, mezcla, fusión, contaminación… sino por el hecho de que usarlo contiene cierta pretensión de «altanería» o pose que me parece banal y ridícula.
En lugar de blackout poetry perfectamente podríamos decir poesía por tachado o, incluso, poesía tachada, aunque sea el negativo a lo tachado lo que resulta tras el proceso.
El pasado jueves hice un ejercicio así con las personas asistentes al taller de iniciación, un poco por descolocarles, pero sobretodo por demostrarles liberalidad en el tratamiento de los procesos creativos.
Resultó, en mi caso, este texto sencillo:
Bajo el hastío
fruto de falta de curiosidad
la inmortalidad,
rodeada de una ola adormecida
una vieja esfinge olvidada
no canta.Yo soy rico pero muy viejo,
como otras bestias,
bufón de este lecho
blasonado para todo.
Concordancia gramatical
Por favor… léase con toda la calma y precauciones del mundo este texto que puede estar absolutamente desfasado en unos años:
Estoy un poco harta de esos escritores o escritoras que solo se dedican a hablar mal de otros autores o autoras.
La envidia, seres humanos, es una puta mierda. Sigue tu camino y deja a la humanidad en paz.
Gracias
Una amiga publica esto en una red social y yo acabo viendo exclusivamente lo que quiero ver… como todo el mundo, supongo.
En este caso, la imposibilidad de mantener nuestro idioma en un equilibrio imposible entre género gramatical y género sexual. Para mí es uno de los frentes equivocados de la lucha feminista, pero es sólo una opinión. Que finalmente puede estar completamente equivocada, como todas las opiniones.
Me falta un «esos escritores o esas escritoras» y un «otros autores u otras autoras» para ser medianamente justo… si bien es verdad que la tendencia a indicar en primer lugar al género gramatical masculino podría ser un claro signo de discriminación.
Por ende, recuerdo que la etimología de «humanos» procede de «hombre»… y ya no sigo pero veo que la batalla en el lenguaje es compleja y algo ridícula.
Si bien es verdad que le reconozco la «visibilidad» de «escritoras», en la primera frase, para dejar de asumir que «escritores» solo pueden serlo hombres.
Podríamos sustituir escritores o escritoras por «personas que escriben o que se dedican a escribir» y acabaría por englobar también a aquellos colectivos que no se sienten incluidos en esta bipolar representación.
Alfombra
Después de pensar si comprar una alfombra o lavar la existente, me decanté por la segunda opción y aquí está el resultado. Casi parece que ha cambiado de color, que he adquirido una nueva y por el mismo precio que realmente hacerlo, así que finalmente no tengo muy claro (como en la casilla de salida) qué opción era mejor.
Oklahoma no es un buen lugar, de Vicente Navarro Abad
Muy satisfecho con el trabajo realizado por ambas partes (la mía como editor y la Vicente Navarro Abad como poeta y diseñador gráfico de la portada) en el proceso de edición de este libro.
He elegido para la ocasión un tipo de letra curiosa, huyendo de mis amadas sans-serif radicales, como la Futura o la Verdana, para recaer en un tipo amable, suave, pero no excesivamente llena de gracia: Cabin Regular
Usé para esta ocasión la imprenta Lozprinter.com que me ha permitido obtener un libro con un acabado en la cubierta bastante espectacular, aunque algo peor el posicionamiento de las cajas en la tripa del libro.
Escribí un prólogo en el que me enternecí bastante que quiero dejar aquí:
Prólogo de Oklahoma no es un buen lugar
Giusseppe Domínguez, M-20190913
Plano general de un prólogo con un Cadillac burdeos al fondo pisando una desgastada línea discontinua amarilla
caerán en cascada sobre el acantilado
de estas páginas entre tumba y tumba,
descubrirán el dolor de un nuevo idioma
El poemario que tienes en tus manos no es propiamente un poemario, es más bien una colección de libros de poesía que se han decidido comprimir en uno solo, es una librería densa en un único volumen, un universo de versos que anda a la caza de un nuevo idioma más allá de cascadas y acantilados, de tumbas y de ojos.
Conocí a Vicente en una cena hace ya más de 15 años y, de inmediato, nos caímos bien mutuamente acaparando prácticamente toda la conversación de la velada; y es que conversación contiene versación, que es algo que a él, como a mí, le aprisionaba o apasionaba desde hacía tiempo. Un año después comenzó a asistir a los talleres de poesía que coordino desde el 2002 en la Asociación Cultural Clave 53 y nuestras charlas arreciaron, su ansia por expandir el conocimiento cabalgaba con la mía y fuimos enriqueciéndonos en la búsqueda de textos interesantes, poéticos, que nos revolviesen el alma y el intelecto, si es que ambos entes no son uno.
Ese enriquecimiento se aprecia en casi omnipresente referencia literaria, epígrafes de poetas tan alejados en el espacio y el tiempo como Edgar Allan Poe y Pedro Andreu, pasando por el romanticismo, el simbolismo, las vanguardias de principios del siglo XX, acmeísmo ruso, la generación perdida, el Jazz, la arquitectura, el diseño, la cultura pop, el cine… el cine. Sí. Vicente hace poemas que parecen guiones cinematográficos y posiblemente guiones cinematográficos que parecerán poemas. De cuando en cuando, en sus poemas encontramos acotaciones cinematográficas, como expresiones externas, técnicas, que nos situasen más allá de la emoción, sin abandonar, dicho sea de paso, la capacidad lírica de la poesía, emotiva, votiva, volitiva…
Toquetea la parodia de sí mismo, huyendo de la poesía más convencional, acariciando el postmodernismo, incluso apropiacionista, ecléctico por definición: trata de reunir, procurando conciliarlos, valores, ideas, tendencias, etc., de sistemas diversos, baraja la poesía experimental o el mero juego de estilo sin mayor pretensión (ni menor) que la exploración pura.
Este poemario escrito a lo largo de la última década estaba en las telarañas de su memoria (ROM) cuando quiso rescatarlo para trabajarlo con la intención de publicar su primer libro de poesía. Una vez decidido, nos pusimos codo con codo, pantalla mediante, a lidiar con la periodicidad que da la vida moderna hasta esculpir este libro (primero de varios, me consta) pues cada poema ha sido cincelado con mimo, tallado con fuerza, con la dureza requerida para extraer piedras preciosas de las simas de la tierra.
La poesía de Navarro-Abad corretea, juega, escudriña, busca; la poesía de Navarro-Abad es erótica, tierna, jugosa, risueña, burlesca, seria, profunda, social, socarrona, inteligente, culta, banal, cotidiana… todo ello en ocasiones simultáneamente, lo que conlleva cierta precaución a la hora de acercarse a sus textos pues más allá de la broma está la ética, más allá de la vulgaridad está la sofisticación, más allá de la anécdota está la voluntad de universalidad, ahí mismo está el conocimiento hondo de culturas lejanas, así, como quien no quiere la cosa. Es parte de su juego y su búsqueda personal, la de ser una especie de zen urbano en la vorágine del nuevo milenio en el hemisferio occidental, con fútil modestia porque es imposible mantenerla: Vicente Navarro-Abad es un erudito que no reconoce serlo… pero se le escapa por los poros, no puede evitarlo.
Oklahoma no es un buen lugar, verso del poema Fábulas de cama, llegó a ser el título perfecto de estos poemas que tienen el aroma de una road-movie, de los neumáticos quemados de un descapotable que escribe poemas con el humo en la carretera del futuro. Te recomiendo, lector o lectora, que levantes tu pulgar junto al arcén y te dejes transportar a lo desconocido. Te aseguro que el viaje será divertido, diverso y verso.
Cuaderno
El cuadernillo
tras la pantalla plana
esconde letras.
La otra libreta
bajo el peso del mismo
rompe palabras.
Con las anillas
los cuatro cuadernitos
entrecruzados.
Unas postales
dormidas a sus pies
no tienen texto.
Hay series buenas, regulares, malas… y luego está I-Land
En algún foro he leído sobre esta serie que es lo que usan en el infierno para torturar a pecadores y pecadoras… pero yo creo que no llega ni a eso, ni a ser tan mala como para eso. Es, sencillamente, bochornosamente tonta.
Parece increíble cómo puede tener tantos tópicos en una única miniserie de no más de 7 capítulos. Puede resultar ideal para verla como excusa para dormir la siesta sin el más mínimo remordimiento ni arrepentimiento.
Es una bazofia de caras monas sin cerebro yuxtapuestas para intentar generar algo de interés, crear algún conflicto… pero las caras sin los cerebros no pueden articular un discurso capaz de poder imaginar que quien lo vertebra es un ser humano.
Sin llegar a la zafiedad de algunas series españolas, resulta vacua, simple y llanamente desierta como la isla en la que se supone que transcurre algo que difícilmente puede ser denominada trama.
Casi parece uno de esos concursos de «supervivientes» famosillos en una playa, donde lo único interesante es la anodina relación falsa que puedan tener algún par de las múltiples combinaciones posibles.
Aún así sigo viéndola para, como he dicho, dejar que el cerebro se esponje un poco mientras leo el periódico o consulto algún artículo de wikipedia que me sirva para preparar las próximas clases de los talleres de poesía.
Carmen se queda dormida un rato a mi lado y yo aprovecho para acariciarle las plantas de los pies.
Pasa el tiempo.
Pasa la vida.
Y en ocasiones pienso que la desperdicio, pero quizá el mantenimiento de intensidad vital es (o me resulta) demasiado cansado para aguantarlo tantas horas diarias.
Pan Real
Mientras estábamos tomando algo en la cafetería Pan Real de Daimiel, me entretuve haciendo pequeñas modificaciones digitales (me habría gustado hacerlas con un lápiz, que no tenía conmigo encima) sobre unas servilletas anodinas que hacen referencia a ese Pan que dice ser Real… (¿de Ciudad Real?)
Sofá
Nuestro sofá
en mitad de la estancia
irradia luz.
Semana superada
Semana superada
sin silencios.
Solo son sílabas significativas
son sinónimos sin sueño
son símbolos sin sabor.
Semana superada
supurada
silente sin silencios.
Son sus sencillas simientes
sin sabia
sus sibilinas sonrisas
sin segundas sornas.
Solo semanas silbando
sin son.
Son solo siete.
Son.