A veces pienso que el ecologismo es un invento de las clases dominantes (aunque resulte algo demodé hablar de clases sociales, como si ya no las hubiera o hubiese) pues acaba resultando un esfuerzo que recae en las personas menos favorecidas llamadas a, básicamente, consumir menos, a sentir cierta culpabilidad permanente por no ser capaces de reparar los daños que realizan o realizamos… y en última instancia a sufrir las consecuencias de los mismos, algo que no atañe nunca o no parece hacerlo a quienes tienen recursos suficientes como para poder donar, de cuando en cuando, una cantidad de dinero a alguna ONG que blanquee su conciencia, adquirir productos de comercio justo o de proximidad, comprarse un coche eléctrico sin reparar en gastos, instalar paneles solares o incluso, tener varios cubos de basura de diversos colores en sus ingentes viviendas donde poder arrojar sus múltiples desperdicios.
Otras veces, pienso que el ecologismo (ecofeminismo) es la única opción política aceptable…
Y, entre ambas cosas, me debato estérilmente.