Ikigai

Paso la vida intentando alcanzar, no ya el ikigai central, sino al menos algo que me saque de uno de los subconjuntos no intersectados, como el de «lo que amo», sin tener claro que el mundo lo necesite ni mucho menos ser bueno en ello. Ya que me paguen por mi amor… es demasiado pedir.

Estoy atrapado entre cierto entusiasmo y complacencia con sensación de incertidumbre y una satisfacción elevada con un sentimiento de inutilidad cada día más al alza.

Pocas veces me recuesto en el confortable subconjunto de la sensación de vacío, salvo quizá en algunas clases particulares. Muchas más veces estoy en ese otro «triángulo» de goce y sentido de realización (quizá soy autoindulgente), pero por supuesto, por amor al arte.

Para mí no hay una «razón de ser». Se es. Se existe, si me apuran.

Este pequeño jueguecito de diagramas de Venn me gusta pero no puedo sentirme dentro de ninguna de las intersecciones sin sentir algo de impostura. Y desde luego lejos de ese IKIGAI tan aspirable.

Esto no es una broma