El tiempo encerrado
fluye de manera diferente
al tiempo no encerrado
que no me atrevo a denominar
tiempo liberado
pues no hay más libertad
fuera de estas cuatro paredes
que nunca sé si son cuatro
ni si son paredes
a consecuencia de vivir
en un ático abuhardillado
cuyos techos son paredes
cuyas paredes son techos
cuyas ventanas son balcones
cuyos balcones son ventanas.
El tiempo fluye
flecha envenenada
flecha ciega
flecha muda
flecha insomne
flecha inmortal.
Sitúo acciones en el marco temporal
que habito
y sus ventanas son techos
y sus techos son ventanas
y sus paredes son balcones
y sus balcones son paredes.
No comprendo el fluir del tiempo
entre mis dedos arena fina
entre mis labios suspiros
entre mis suspiros dedos.
¿Fluyo en el río estático de un tiempo confinado?
¿Fluye el tiempo en mi mente confitada?
¿Fluyen actos en una partitura inédita?
¿Fluyo en la barca de abrazos recordados?
El tiempo encerrado
no es tiempo que está encerrado
es tiempo que algo o alguien
ese sujeto del «cogito ergo sum»
está apresado en un lugar por donde el inmisericorde tiempo
sigue acercándose a un final solipsista.