Cada día me piden más complejas maquetaciones para los poemas que envían para el libro colectivo que editamos cada año en el Taller de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53. Y es que parece sintomático de que la palabra tras la palabra y el salto de línea se quedan cortos para un mundo telepatético en el que el pixel parece posibilitarlo todo como si la realidad virtual se colase en un libro de 12 por 18…
Hoy me enfrento a estos retos con ganas, plagadas de escozor en los ojos. (Maldita alergia) No parece haber un único día en el que estar satisfecho con la vida al completo.
Y sin embargo ilusionado.