¿Puedo escribir un poema mientras ayudo en una milonga?

La Práctica de Tango de Clave 53
me necesita
y me encanta
que me necesite.

Al fin y al cabo
cada día soy más insignificante
y menos necesario
para cualquier cosa.

Como otros domingos
ayer estuve
en la puerta de la práctica
y sirviendo té
como si no hubiese otra razón
para existir.

Escribo en pasado
pero está pasando ahora mismo.

Sirvo un té
y hablo de las bondades del jenjibre
e insisto en que es fresco
recién cortado
mezclado con tomillo
también fresco
con un par de semillas de cardamomo
con un par de clavos
de olor
con un trozo de canela
en rama
partida con las manos
para darle un sabor dulce
edulcorada con miel
de romero
para más datos.

Después de varias horas
apenas he sido capaz de escribir
una entrada de blog.

Es un poema indecente
que aparecerá mañana
en este diario diacrónico
en oposición a sincrónico.

Nada ocurre con absoluta
simultaneidad.

El futuro
ha dejado un espacio en blanco
detrás del verso del futuro.
Es un espacio en blanco inaprensible.
Nadie lo verá.
Nadie.

Soy nadie haciendo una nada siniestra.

El tiempo pasa.
El tiempo.

Yo quedo.
De momento.

Esto no es una broma