Me dice la compañía de venta por catálogo más grande del mundo (con permiso de alicosas) que quiere ofrecerme su servicio de música por subscripción y que aún no he utilizado ese servicio suyo (otros sí, lo reconozco con algo de vergüenza).
Para que lo use (sé que saca información personal que luego venderá) me «regala» 5€ en descuentos.
Y no estoy para despreciar 5€. Es triste. Patético.
Así que me aventuro a usarla, sabiendo que en cuanto me «regalen» esos 5€, volveré a seguir usando mi cuenta de Spotify, que dejó de ser de pago para no pagar 5€/mes que no puedo permitirme, pues el incremento de gastos fijos es inaceptable.
Para realizar un pequeño (absolutamente insignificante) acto de rebeldía, he buscado y «sintonizado» algo punky, pero me queda más que patente que «punk’s not dead»