Es difícil por no decir imposible rescatar de debajo de la mesa estos textos decimonónicos, tan manidos y llenos de plenonasmos que dan verdadero asquito, por no mencionar el latente sexismo que hoy no se escaparía sin podar.
Tragicomedia que nunca ocurrió:
Apoyado en la roca vieja del Paseo Nuevo absorto y cabizbajo mecido por el bravo mar por compañero, percibo la voz cálida que me acaricia el alma comprobando al darme la vuelta que el soporte es el de una lindísima joven (20 años, claro) que me clava sus verdes ojos como mares esperando respuesta a su – ¿te encuentras bien?
Yo no salgo de mi asombro y le pregunto tan lleno de estupidez como entusiasmo:
– ¿Estoy en el cielo y tú eres un ángel?
Se ríe con esa risa que recuerdo haber visto y con esos ojos llenos de vida mientras contesta:
– No. Estás en Donosti.
Y entonces la comprensión de mi ridículo, el análisis de mi estupidez me hacen decirle:
– Entonces, seguro que tienes novio.
Sonríe abiertamente, dice – Pues sí – y sigue su camino.