El miércoles pasado traje al estudio una naranja de las que hemos comprado en nuestras vacaciones navideñas antinavideñas en la playa (Naranjas de Antas) y un trozo de jengibre que viene acompañándonos desde mediados de diciembre, sin estropearse.
Es complicado hacer algo como esta infusión de manera artesanal, pues necesita cierta parafernalia que no siempre tengo tiempo de preparar. Pero como no tengo muchas clases particulares este enero (ninguna, en concreto), pues tengo algo más de tiempo y ganas de cuidar a las personas que asisten a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53, así que me lancé a ello y ayer 2 grupos degustaron esta delicia casera en la tetera de casi 2 litros de capacidad que se agotó las dos ocasiones. Y eso fue la mitad de la naranja (la cáscara, tan solo) y la mitad del trozo de jengibre. El jueves, es decir, un día después, usé las otras dos mitades para otros dos grupos. Un total de casi 8 litros de infusión preparadas con una cáscara de una naranja y un trozo de jengibre de no más de 50 gramos.
La preparación no tiene ninguna dificultad: se pela y corta en láminas muy finas el jengibre (aproximadamente 2,5 cm2) y la cáscara de naranja en trozos de extensión 5 cm2. Se ponen en la tetera y se les agrega agua hirviendo. Quedará preparada la infusión una media hora después.