En un único poema, Ida Vitale pasa del pez, al agua, a la filosofía y las matemáticas, a la fractalidad y la recursividad, a esos lagos llenos de peces llenos de lagos llenos de peces… y como pez en el agua, Vitale se escapa para que no la laceren las lagunas lacustres.
¡Qué maravilla de poema!
Y además usando la palabra «empero», por si aún podía no gustarme en demasía.