y luego llega la muerte

le cuentas a una mujer
que viene a limpiar la casa
tres horas al mes
que tienes un problema
muy grave

muy grave
porque se ha roto una bañera
y tienes que cambiar el baño entero
y no puedes ducharte
salvo en casa de los vecinos
o en la casa de tus padres
si fuese estrictamente necesario
o en casa de múltiples amistades
que te rodean en sus casa
donde a veces
va a limpiar
por unas horas al mes
una mujer
a quien le cuentas tus problemas
del primer mundo

y un día
ella te dice
que su principal contratante
donde habita
en régimen de cuidadora interna
y limpia su casa
más de tres horas al día
y cocina
más de dos horas al día
y donde se ducha

su principal contratante
muere delante de ella
a los cincuenta años de edad
y se ha quedado
sin casa
sin empleo
sin amistades
sin familia
sin baño
sin bañera
sin …

y te sientes tan avergonzado
que escribes este poema
en segunda persona
porque sabes que no puedes
hacer nada por ella
que ayude en su situación
de búsqueda de casa
de empleo
de amistades
de familia
de baño…

y te disculpas diciéndole
que hace tiempo
ayudaste a alguien
con sus papeles
de extranjería
para que pudiese trabajar en este país
y cotizase
y regulase una situación
inasumible

y te das cuenta
de que ya no puedes hacerlo
y vuelve a preocuparte
tener un problema grave
muy grave

muy grave…

y
estúpidamente
piensas en las viñetas
que te pedían
que no olvidaras Haití
y sabes
que lo has olvidado.

Esto no es una broma