Apropiación

Al fondo un par de hombres con sus teléfonos a tope, escuchando cada uno por separado sus respectivos vídeos sin pensar que el espacio que ocupan (espacio sonoro) es un espacio compartido.

Y es que detrás de cada apropiación privada del espacio común casi siempre hay un hombre. Eso me resulta bastante triste. No quiere decir (un poco de lógica) que todos los hombres ocupen el espacio común más de lo que les corresponde, ni que no haya mujeres que también lo hagan, pero si escuchas un coche con la música puesta a todo meter, casi seguro que no hay ni que mirar para saber que será un hombre quien conduzca.

Me recuerda a la vergüenza que sentí en Bangkok por ser un occidental (hombre) que no viajaba por turismo sexual (explotación sexual) entre tantos otros que sí lo estaban haciendo. No quiere decir que todos los hombres sean explotadores sexuales, pero sí que la inmensa mayoría de las personas que llevan a cabo transacciones comerciales para «apropiarse» del cuerpo de una mujer (o un hombre, pero menos veces), se trata de personas hombre. Y, al ser yo una persona-hombre, me da vergüenza la asociación que puede realizarse, la sospecha que se cierne sobre mi comportamiento, siempre compadreado por otros hombres que lo comprenderían y avivarían.

Obviamente, unir en una reflexión mis penas (las mías, de hombre occidental heterosexual cis blanco de clase media) con la explotación sexual de mujeres puede parecer una banalidad, pero creo que si nos diésemos cuenta de que están relacionadas quizá haríamos algo más activo que una mera protesta en un diario personal.

Sleep-Wakeup

Estoy entre ambas órdenes de las teclas de mi ordenador que están siendo limpiadas concienzudamente para dejar de rebosar de mi sudor grasiento.

Me fijo poco en detalles fascinantes como este que tengo delante de mí cada día.

¿Funcionarían estos botoncitos o teclas si me los insertara en el cerebro? ¿Dónde podrían funcionar?

Canal de Ysabel II (una propuesta del año 2007)

Corría el año 2007 cuando había colaborado con Nieves Correa e Hilario Álvarez en un par de Acción!MAD cuando un colectivo de artistas llegaron a Madrid (creo que desde China o Japón, ahora no recuerdo) y propusieron «ocupar» con permiso municipal el espacio del Depósito del Canal de Ysabel II que se levanta en la calle de Santa Engracia y está delimitado por las calles Ríos Rosas, Bravo Murillo y José Abascal.

Por supuesto, es un depósito que no había sido utilizado en años y ese colectivo había decorado y preparado el interior para, a su vez, proponer a colectivos de artistas que «ocupasen» su espacio-tiempo y realizasen propuestas para llevar a cabo allí.

Les propuse quedar a cenar a casa y fue una noche bonita, de la que guardo poco pero lindo recuerdo.

A partir de ahí comenzamos a organizarnos, pero terminó siendo una propuesta que el ayuntamiento de entonces decidió cancelar unilateralmente después de haber consentido el permiso inicial. Así que lo único que tenía hasta ahora guardado en mi ordenador eran unas cuantas fotografías del interior que realicé con una vieja cámara digital Canon Digital Ixus i5, con la que durante muchos años estuve haciendo trabajos fotográficos varios.

Libros de la Diputación de Málaga

La Diputación Provincial de Málaga tiene una editorial llamada Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (CEDMA) con una buenísima selección de libros de poesía, algunos de los cuales ya he tenido tiempo atrás y usado en los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53.

En esta ocasión me he hecho con dos libros de Poesía (a unos precios increíbles, por otra parte), como son una antología de Poesía Mapuche y otra antología de 10 poetas portugueses, para complementar otro de 17 poetas mujeres contemporáneas de la poesía portuguesa que adquirí en Vaso Roto.

Mi colección preferida para los talleres es la denominada MaRemoto que «pretende abrir un espacio en el que pueda respirar libremente la poesía de las otras culturas del mundo» y es algo que ofrezco en los grupos de Poesía, donde solemos, tras cada inmersión poética en una de sus culturas, degustar también su gastronomía.

Marida muy bien la poesía con la comida… 🙂

Un día atípico casi sin pisar Málaga

Llegué a Málaga en mitad de lo que denominé un día global y le propuse a Ester, que asiste online desde esa ciudad a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de Clave 53, que se tomase algo conmigo.

No pudo ser porque estaba trabajando (es médica de la Seguridad Social, así que siempre está trabajando). No sé si habría tenido mucho tiempo, porque mi vuelo desde Oslo se retrasó, en ese viaje que no paraba de proporcionarme obstáculos…

Pero me recomendó un lugar estupendo que, además, estaba muy cerquita de la estación de tren donde tenía que tomar el Iryo hacia Madrid. Se llama Taberna La Pechá y tenían una música tan estupenda que no me podía creer que me estuviese encantando, incluso con el calor que hacía (venía de Noruega).

Para llevar casi 48 horas sin dormir yo no salgo tan mal parado en la fotografía que me hice a mí mismo, lo que comúnmente se llama selfie, y que he tenido que voltear horizontalmente pues no tengo bien configurada la cámara frontal de mi teléfono móvil.

Lo primero que hice tras pedirme un vermut fue acompañarla de un pincho de tortilla española porque tenía morriña y porque quería enviarle una fotografía a Isabel León con quien unas horas antes habíamos estado casi salivando conversando sobre este famoso pincho patrio.

Me encantaron, sobremanera, las servilletas que tenían y me acordé de que Ester es una persona a quien aprecio bastante y que me cae genial. Vi que la recomendación había llegado con muy buen ojo y buena intención.

Corazón

Ya sé que un corazón rojo sobre fondo rosa puede ser el epítome de la cursilería «barbie», pero también sé que este corazón está ajado, está roto, está desgarrado por un innumerable número de veces que ha sido estrujado para arrebatar una mejoría muscular a mi hombro izquierdo.

El corazón está a la izquierda.

Este corazón rojo es más duro de lo que parece y resiste mis embates y mis envites con un órdago de valentía, de coraje, de corazón (sin obvia referencia a Benedetti).

Esto no es una broma