Me encanta la recursividad, así que el otro día en una conversación con mi querida amiga Aída surgió la idea de un emoticono que se riese dentro de otro y acabé haciendo esta tontería que no acaba de ser muy recursiva (4 pasos y lo detengo por falta de resolución), pero tampoco quería perder mucho tiempo con lo que, efectivamente, es no más que un chiste privado.