Si me resisto a tirar estas cosas, ¿no será algún síndrome con nombre de griego? ¿será romanticismo?
Tengo pendiente hacer algo (aún no tengo cerrado qué hacer) con una colección de disquetes de 3 y medio y de 5 y cuarto que he ido almacenando a lo largo de mi vida. Ahora que ya no tengo disqueteras (asumiendo que lo que me importaba dentro de los mismos lo tengo almacenado en CD o en disco o en la nube (no siendo estas opciones excluyentes)), he pensado que puedo prescindir de ellos como soporte de información digital y puedo usarlos como soporte plástico (en los varios sentidos de la palabra plástico).
Estuve limpiándolos para que quedasen como si no hubiesen sido usados nunca, lo que me resulta difícil de asumir, pues sé que tienen (aún) contenido que, en ocasiones, podría ser incluso personal.