¿Ahorro energético? ¿Quién?

Cada día que veo cómo se va electrificando innecesariamente la publicidad y se nos sigue pidiendo contención en el consumo energético, me irrito y siento que hay un mundo que cada día va más a dos velocidades, la de quienes pretendemos mejorarlo y la de quienes pretenden mejorar. Sin lo.

Es terrible que para mejorar haya que empeorarlo. Este síntoma obvio de enfermedad sistémica no parece desatar enojo en la población que pasea junto a los carteles retroiluminados de marquesinas, de fachadas de centros comerciales, etc…

Y se nos repite que «el calentamiento global…» como si fuese cosa nuestra o estuviese en mi mano, gracias a tener 3 cubos de basura de colorines en mi casa, arreglar un desaguisado claramente estructural.

A veces, yo también quiero «mejorar», así, sin más, sin «lo». Sencillamente, vivir mejor. Y parece ser que no me queda otra que aguantarme con mi moral de sacrificio, moral cristiana, casi diría, subyugado al deber, al categórico kantiano, negándome a permitirme ser parte de ese otro mundo que, a otra velocidad, cada día se aleja más.

Calendario de Dalí

Obviamente, el calendario es mío, pero las ilustraciones que lo poblaban mensualmente eran representaciones de obras de ese pintor, que no me cae especialmente bien.

Me lo regaló Carmen allá por los comienzos de nuestra relación sentimental, conteniendo el calendario correspondiente al año 2000.

Lo usé poco, porque jamás había usado un calendario de papel y tendía perderlos o ignorarlos pues nunca tenía un lugar en el que apuntar que tenía que consultar el calendario. Incluir esa tarea en el calendario es bastante absurdo, aunque interesante propuesta conceptual.

Es bonito el recuerdo de los eventos que en esos años mozos (yo tenía entonces 33 añitos) me interesaban, viendo cómo abundaban las citas con amistades y eran ignoradas las actividades laborales.

También es cierto que hay que tener en cuenta que mi trabajo era tan monótono desde el punto de vista horario que era absolutamente superfluo tener que consulta qué actividad tenía cada día. Además de que no me importaba personalmente lo más mínimo.

Mucho teatro y ya en aquella época instalaba Linux (entonces era bastante engorroso) en algún PC en el que convivía con un Windows 95 e incluso un Windows 3.11 (que no era un sistema operativo propiamente dicho, sino un mero gestor de ventanas de MS-DOS).

Fue pasando el tiempo pero el calendario cayó en desuso y lo tuve abandonado durante un par de décadas en casa. Hasta que decidí ir arrancando las ilustraciones para proponer ejercicios del Taller de Poesía y Escritura Creativa basados en las mismas.

Ahora uso un mucho más práctico google calendar cediendo mi información en aras del pragmatismo, que descubrí en el 2007 trabajando en un proyecto de gestión de un espacio expositivo en el depósito del Canal de Ysabel II.

Hoy lo he tirado a la basura, pero quería quedarme con algunas de las páginas a modo de recuerdo electrónico y no físico y compartirlas en esta especie de diario que tampoco es físico (aunque sí que lo sea) sino virtual y poco virtuoso.

Pérdida de tiempo manifiesta

Llega el periodo en el que tengo alergia y empiezo a demorarme en cualquier actividad con las mayores tonterías del mundo.

El lunes, por ejemplo, me llegó un correo electrónico de una mujer llamada Nuria que ofrecía sus servicios como traductora editorial o como correctora.

Le contesté agradeciédoselo pero diciéndole que no estaba, ahora mismo, interesado en sus servicios.

No obstante, al responder observé que su dirección de correo electrónico era nudu @ nudu.es lo que me llamó la atención porque no es frecuente encontrar nombres de dominio de segundo nivel de 4 letras a disposición de una persona y no de un conglomerado más o menos grande de personas organizadas en algún contubernio al que en ocasiones llamamos empresa, organización, administración, corporación…

Así que no pude sustraerme a la curiosidad de acceder a la web www.nudu.es, pero mi decepción comenzó a crecer pues, aparte de no aparecer en SSL, carecía de contenido en absoluto, ni siquiera un mísero «Hola Mundo!» y por perder tiempo, (¿cómo explicarlo si no?) decidí consultar el viejo nic.es que ahora dirige a dominios.es, dependiente de red.es.

Y ahí pude ver que, efectivamente, el dominio sigue siendo suyo, pero parece que está a punto de caducar (este agosto) y no pinta que tenga muchas ganas de renovarlo, teniendo en cuenta la ausencia de contenido en la web.

Pero quién sabe.

Lo que sí sé es que esto es algo a lo que llamo claramente pérdida de tiempo manifiesta, con excusa o sin excusa por la alergia galopante.

Tipografías con «bimbos»

He terminado de publicar en Instagram la colección de las mayúsculas realizadas con alambres del pan bimbo, así que he creado este banner para darle punto final a la serie, dejando abierta la posibilidad de continuar con la colección de imágenes de las minúsculas que también tengo acabada, pero no publicada.

Creé una entrada en la cuenta visual de Meta, con este texto a modo de explicación o disculpa, no lo tengo muy claro:

Terminada la primera parte de crear letras con cables de pan de molde. Realicé también las minúsculas, números, acentos… e incluso llegué a generar una «poco usable» tipografía true-type font llamada «bimbos».

Todo bastante ridículo, bien pensado. Pero me divertí. No le cedo ese placer a ninguna inteligencia artificial. 😉

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Otras aproximaciones al proyecto tipografías son publicadas en mi página web, donde ahora mismo hay problemas de reproducción de las «galerías de imágenes» pues tuve que borrarlas (no las imágenes, sino el gestor de las mismas) para limpiar el servidor.

El verano se va acercando en mi estudio

Cuando se acercan las fechas estivales,
cuando se vienen los calores,
cuando se templa el clima,
cuando se despierta el sol,
cuando se despega la piel del cuerpo,
cuando se deshidrata el alma,
cuando se ultravioletiza la balconada,
cuando se carboniza la respiración,
cuando se pulverizan las nubes,
cuando se evapora el sueño,
cuando se suda hasta en el último poro,

guardo los radiadores,
guardo las mantitas,
saco los ventiladores,
saco las toallas,
guardo los forros polares,
saco las camisetas recortadas,
guardo silencio

y espero
que todo lo que hago
sea suficiente
además de necesario.

Manifa

Alguna persona de las que el domingo inundaron Madrid en protesta por la privatización de la Sanidad Pública que está llevando a cabo el gobierno de la comunidad, gobernado con saña por la presidenta Isabel Díaz Ayuso, dejó abandonado este cartel en los setos del Paseo de Recoletos.

Al pasar (de paso, dicho sea de paso) por el paseo, lo recogí y lo deposité en un banco de piedra unos metros antes de comenzar la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión.

El hermano de Carmen me hizo esta fotografía en la que parece que estoy manifestándome, pero la verdad es que no lo estoy haciendo. ¿O sí?

Cada día tengo menos confianza en mi posible incidencia en la sociedad venidera… pero igual no es tan importante. Soy menos y menos: cada día un porcentaje algo menor del planeta.

9 de junio: elecciones europeas

Ando bastante perdido con la escisión de los partidos de izquierda, sin que yo entienda en absoluto la razón subyacente o me niegue a aceptar que es una mera cuestión de egos.

He pasado algo de tiempo viendo el sistema electoral de la Unión Europea para ver si tiene sentido votar a partidos que andan perdiendo representación a pasos agigantados por sus malas decisiones estratégicas.

Por momentos, incluso, he valorado no complicarme la vida y votar, por primera vez en mi vida, lo que se llama voto útil (PSOE) con toda la nariz tapada.

Pero parece ser que no va a ser necesario puesto que no hay algo tan parecido a la Ley D’Hont en estas elecciones, o más bien, al tratarse de una circunscripción única y no aplicarse barrera mínima o umbral mínimo de representación, es posible votar sin pensar demasiado en su posibilidad de consecución de escaños.

(Con esto no pretendo atacar la celebérrima y polémica Ley D’Hont)

Aun así, me gustaría tener más clara mi decisión de a quién votar, teniendo clara la deriva que va a tener este parlamento cada vez más (ultra)derechizado.

Café de Colombia

Mi querido amigo José Luis Sanz Vicario tiene a bien traerme, cada vez que nos visita desde su Medellín elegido, algún regalo típicamente colombiano, como en la última visita que nos obsequió con este paquete de estupendo café de Colombia que el domingo estrené con la familia de Carmen para la sobremesa en nuestra casa.

Mencioné que nos lo habían traído especialmente desde Colombia, pero debió de ser inaudible; en cualquier caso inapreciable.

Quise que se oyese allende los mares y le envié un mensaje de agradecimiento explícito a mi amigo que no tardó en devolverme el agradecimiento.

AI o IA

AI o IA
Artificial Inteligence o Inteligencia Artificial
Arco Iris o Iris Arc
Ambivalent Ideas o Ideas Ambivalentes
Aeropuerto Internacional o International Airport
An Impasse o Impaciencia Aerofágica

No sé qué más puede haber
en este
quejido ai, ai, ai aiiii… (¿canta y no llores?)
que me importa poco
o nada
quizá porque no veo demasiado interés
en tanta inteligencia
artificial
sin vocación por desarrollar la natural.

Pero no es algo nuevo
ni de generación Z
ni de generación Y
ni de generación X
ni degeneración.

Las siguientes y venideras
generaciones
afrontarán un mundo
en el que ya no existiré
o seré un remanente
de un tiempo pasado
que no por ello será mejor.

Vivo en un mundo que ya no existe
y lo sé desde hace tiempo.
Hace tiempo que no es mi mundo
o quizá
(y es un «quizá» bien grande)
nunca lo fue.

Y mientras tanto…

Postal Free

El libro colectivo de este curso iba a ser más caro que lo que fue finalmente, así que he decidido dar algo de ese dinero de vuelta en forma de un detalle que seguro que agradecerán.

He diseñado estas bonitas postales a modo de marcapáginas o recordatorio o lo que sea, que llevan un plus de diseño y uno más de suavizado en el acabado de las cartulinas contratando un millar en VistaPrint.

Ojalá no me dé muchos problemas y lleguen mal. El mundo de pasar de lo digital a lo analógico siempre tiene algo perturbador y complejo, de incompletitud (sin referencias a Gödel) e insatisfacción, pero al mismo tiempo de sorpresa y calidez como sólo tiene lo táctil.

Esto no es una broma