Mi querido amigo José Luis Sanz Vicario tiene a bien traerme, cada vez que nos visita desde su Medellín elegido, algún regalo típicamente colombiano, como en la última visita que nos obsequió con este paquete de estupendo café de Colombia que el domingo estrené con la familia de Carmen para la sobremesa en nuestra casa.
Mencioné que nos lo habían traído especialmente desde Colombia, pero debió de ser inaudible; en cualquier caso inapreciable.
Quise que se oyese allende los mares y le envié un mensaje de agradecimiento explícito a mi amigo que no tardó en devolverme el agradecimiento.