Por fin el libro de Gaudencio de la Sota Mayor, es decir, de María Jesús Orella, quien creó este heterónimo hace más de 8 años, ha visto la luz.
Han sido años también de edición y correcciones, de depuración y limpieza, de añadiduras esplendorosas como esas magníficas ilustraciones que dibujó su hija.
El trabajo editorial fue bonito, aunque agotador por momentos. Parecía que no iba a tener fin, pues hemos estado trabajando en ello casi 2 años desde que acordamos que tendríamos novela de Gaudenciadas.
El viernes pasado se presentó en la Biblioteca Municipal Iván de Vargas el libro tan esperado de Arrecordaderas con éxito de público y diversión asegurada, aunque la biblioteca y su personal, en la línea habitual, fue algo infrarrepresentado por falta de interés en sus propios eventos. ¿Qué le vamos a hacer? Finalmente, cualquier lugar privado abierto al público presenta más ilusión que estas casas de libros que parecen ignorar su función más allá de almacén.