Cada cuarto domingo de mes proponemos desde hace años (décadas) una Práctica de Tango de Clave 53 de la que estamos muy orgullosos, sobre todo por el buen ambiente que se respira. No debería ser así, y que nos resultase un ambiente «normal», esperable o, lo que es lo mismo, que ese fuese el ambiente que se respirase en todo evento (tanguero o no), pero parece que no es lo habitual.
Quizá (y sin quizá) esta sea nuestra particular manera de cambiar el mundo: hacer que personas que llegan a un evento organizado por Clave 53 (Carmen de la Rosa y Giusseppe Domínguez) lleguen con una expresión más o menos escéptica (por decir algo) y salgan con una sonrisa esperanzada en el género humano.
Personalmente, no lo encuentro baladí.
El domingo pasado hubo muchísima gente que acudió a la práctica y nos felicitaron siempre por lo mismo: somos majísimos.
El trabajo detrás lo aprecian y recompensan, pero es más arduo de lo que parece.
Terminamos con una fotografía algo deslucida (hubo casi el doble de personas durante el momento álgido de la velada), pero en la que suelo proferir un enérgico «¡3, 2, 1, TANGO!» y disparo.