Si estás en el mar
mareado
y no lo comprendes
es que
la precesión va por dentro.
Hay tantos movimientos
en esta nave espacial que habitamos
que parece mentira
que conozcamos apenas
un par de rotaciones
básicas
y que aproximamos circulares.
Resulta tan complejo
aceptar
que la realidad
no es geometría básica
(ni tan siquiera euclídea)
que nos sumimos
en asumir
sumas
infinitas
de sucesiones.
Y el tiempo
inexorable
sigue oxidándonos.