Pedir Salud y República ya parece demodé.
Yo no me cansaré de repetir
que el problema
no es que este o aquel
sean malas personas
sino en que son personas
que se distinguen del resto
por su cualidad sanguínea
consagrada por la gracia de dios.
Y como ambas cosas me parecen una chifladura
a saber
dios
y
las diferencias sanguíneas
o sanguinolentas
no me queda otra opción de seguir deseando
que arrive
algún día
alguna vez
cada vez con menos esperanza
una república
res pública.