El miércoles pasado traje al estudio una naranja de las que hemos comprado en nuestras vacaciones navideñas antinavideñas en la playa (Naranjas de Antas) y un trozo de jengibre que viene acompañándonos desde mediados de diciembre, sin estropearse.
Es complicado hacer algo como esta infusión de manera artesanal, pues necesita cierta parafernalia que no siempre tengo tiempo de preparar. Pero como no tengo muchas clases particulares este enero (ninguna, en concreto), pues tengo algo más de tiempo y ganas de cuidar a las personas que asisten a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53, así que me lancé a ello y ayer 2 grupos degustaron esta delicia casera en la tetera de casi 2 litros de capacidad que se agotó las dos ocasiones. Y eso fue la mitad de la naranja (la cáscara, tan solo) y la mitad del trozo de jengibre. El jueves, es decir, un día después, usé las otras dos mitades para otros dos grupos. Un total de casi 8 litros de infusión preparadas con una cáscara de una naranja y un trozo de jengibre de no más de 50 gramos.
La preparación no tiene ninguna dificultad: se pela y corta en láminas muy finas el jengibre (aproximadamente 2,5 cm2) y la cáscara de naranja en trozos de extensión 5 cm2. Se ponen en la tetera y se les agrega agua hirviendo. Quedará preparada la infusión una media hora después.
El miércoles pasado no pude sustraerme a la propuesta que realicé en uno de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa que defiendo desde hace décadas (ya décadas, sí), en el que proponía marcar bloques de tres o bloques de cuatro palabras en un texto dado y, a partir de ellas, sin usar ningún material adicional escribir un poema.
No es un poema por tachadura, que tanto me gusta hacer, o blackout-poetry, sino una aproximación a una serie de juegos de creación poética mediante técnicas que simulen o trasladen el Collage al verso.
El poema resultante fue recursivo, curiosamente, lo que siempre me gusta por su infinitud inabarcable:
Personajes famosos como
la belleza de
la parte meridional
de la república
entre los años.
Lo confirma el hallazgo
a finales del
pintor nacido en
las tribus godas.
Tras haber trabajado en
vegetación de olivos
murió en Madrid.
Se conecta con
personajes famosos como
la belleza de
la parte meridional
de la república.
Organizar una velada de cena navideña con las casi 40 personas que asisten actualmente a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53 es algo que parecía una tarea titánica, pues tener en cuenta las diferencias en cuanto a días disponibles, a horarios posibles, a casuísticas varias, amén de las necesidades gastronómicas de cada cual (vegetarianismo, celiaquía, intolerancias…), sin olvidar no subir de precio innecesariamente a pesar de las fechas que ocupamos.
Lo hemos conseguido después de varios restaurantes pre-seleccionados como fueron:
1.- Restaurante Portomarín, que fue el primero que se me ocurrió por si no había sitio en otros lugares. Éramos un grupo muy numeroso y los espacios en Madrid (centro) se llenan con lo que había que tener una red de seguridad de un espacio «econonómico» y grande.
2.- El precioso Nanai que se autoproclama espacio cultural y cuyo pequeño escenario nos habría brindando la posibilidad de hacer un minirrecital íntimo, pero que subió el precio (casi 60€/persona) pues no le salíamos rentables. Lógico: estas fechas…
3.- Una opción nipona: Oishii Sushi & Ramen garantizaba opciones veganas, sin gluten… buen precio, divertido, pero el lugar que nos proponían para más de 25 personas no era muy agradable para salir en fotografías con las que presumir en redes sociales y esas cosas.
Por último, me decanté casi por accidente (paso todos los días delante y ni lo había pensado) por un restaurante italiano llamado Pizza Emporio, que está justo enfrente de uno de la famosa franquicia presuntuosa.
No tenía ni siquiera página web en funcionamiento (pizzaemporio.com te lleva a un dominio inexistente), pero como podía hablar en persona con quien lo gestionaba, me personé en el local y concretamos la posibilidad de tener un menú por 23€/persona que incluía multitud de opciones.
Fue un enorme acierto y la gente estuvo encantada del encuentro que hacía más de 2 años que no podíamos organizar por motivos obvios. No sé si repetiremos, pero es bastante probable que se convierta en un lugar a tener en cuenta para eventos de estas características porque el personal fue amable, los precios estuvieron muy ajustados a lo esperado con bebidas extra, no escatimaron agua para quien la pidió, sin coste, y nos hicieron la fotografía que encabeza esta entrada en este diario, hoy, cuando puedo además agradecer a todas las personas asistentes su agradecimiento hacia mí y, también, su tolerancia con pequeños inconvenientes que siempre pueden surgir.
Les ofrecí un par de ejercicios poéticos que espero que sigan manteniendo algo de la buena energía que se generó en la cena:
Repartir un cuaderno en el que ir escribiendo poemas (o lo que se quisiese) a lo largo de la noche pasándolo a quien tuviésemos cerca.
Llevé un libro de Federico García Lorca muy personal para mí: era el primer libro de poesía que había comprado por mi cuenta en una librería en Colmenar Viejo allá por los inicios de los años 80. Me ha acompañado desde entonces, pero quería compartirlo en un proyecto de intervención que consiste en que cada persona lo tenga consigo una semana y lo «intervenga» de alguna manera hasta que dé la vuelta completa a la mesa (a quienes estuvimos en ella ese 9 de diciembre de 2022) o se pierda en sus manos que al fin y al cabo es lo más probable y son buenas manos para que un libro de poesía se extravíe de por vida.
El desapego ha sido difícil, pero también emocionante en varios sentidos de la palabra.
Yo había hecho este otro (a continuación) que está basado en la cubierta del libro que edité para Eva Obregón. Está clara la diferencia… Es un poco vergonzoso que me atreva a hacer carteles habiendo diseñadores gráficos en el tablero.
Con el paso de los años le he ido perdiendo el respeto a Neruda, quizá por revisionismo, quizá por cambio de gustos… no lo sé, pero el caso es que para un certamen de poesía algo disparatado he decidido hacer esta pequeña intervención sobre esta portada de un viejo librito de Pablo Neruda.
Basándonos en un verso de Elva Macías, escritora mexicana de poesía contemporánea, nos dejamos llevar por el sugerente título de Pavos Reales y escribimos esta pequeña publicación.
Escrito por Andrea Vidal Escabí, Armando Silles Mclaney,
Isabel Jiménez, JMariano Velázquez, María José Gómez Sánchez-Romate, Yolanda Jiménez, en octubre de 2021 y editado y publicado por Giusseppe Domínguez para la Asociación Cultural Clave 53 en octubre de 2022.
Hace años vimos la serie Atypical donde un adolescente con autismo está listo para enamorarse, pero para comenzar a salir y encontrar el amor, necesita ser más independiente. Las consecuencias sobre la gente de alrededor (como por ejemplo su hermana) son mostradas con mucha delicadeza, pero realismo, lo que dota a la serie de una mirada integral que permite vislumbrar lo que es vivir siendo alguien «en el espectro», como se suele denominar a quien tiene algún grado de autismo, pero a su vez cómo es vivir con alguien así.
El autismo está dentro de otros «síndromes» o «trastornos», como el caso del TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), o el asperger, que agrupan a las personas en lo que se denomina «neuroatípicos» en oposición a los «neurotípicos». Es una terminología que huye de la mucho más simplista normal/anormal, esquivando el estigma peyorativo de la misma.
Una de las cuestiones importantes en el trato con personas neuroatípicas es lo que muestra el siguiente esquema:
Y es que en realidad hace recaer bastante esfuerzo de empatía y trato diferente en las personas neurotípicas alrededor de la misma, lo que no siempre es fácil de sostener, especialmente porque también las personas neurotípicas tienen sus necesidades y, en ocasiones, son contrarias a las que requiere o necesita una persona neuroatípica.
El viernes por la tarde tuve un encuentro de los que organizo de Té y Poesía (N’Clave de Po(esía)) y acudieron 5 personas que se autoidentifican como autistas. Es de agradecer que lo hagan público porque no siempre es evidente si se trata de un «trastorno» inevitable o un comportamiento inapropiado y corregible. No fueron hostiles, ni desagradables, pero «enrarecían» el ambiente con formas de actuar fuera de lo común, que requirieron una pequeña capacidad de comprensión por el resto.
Cada vez que me encuentro en la tesitura de coordinar colectivos que incluyen tanto personas neuroatípicas junto a neurotípicas siento una sensación extraña entre la aceptación de la diferencia y la intolerancia para proteger a quienes, dadas las circunstancias, a veces se sienten más ignoradas, como suelen ser las personas neurotípicas que han de comportarse atípicamente para que las personas neuroatípicas encajen en el grupo.
Obviamente se puede pedir (y en muchas ocasiones se obtiene) un esfuerzo de empatía para que no sientan rechazo quienes suelen recibir ese rechazo en una sociedad que deja de lado cualquier cosa que escape de una «normalidad» demasiado normativa. Pero hay que hacer equilibrios entre esa tolerancia y el egotismo que muchas veces las condiciones neuroatípicas implican.
Suelo ser altamente consciente de algunas dificultades de las personas neuroatípicas y tratarlas con especial cuidado, pero a veces corro el riesgo de atraer a este tipo de personas espantando (sí, es algo espantoso usar esa palabra, pero es bastante apropiada) a las personas neurotípicas que son la base de mis talleres, por tanto, son la base de lo que garantiza un flujo de dinero que permita continuar teniendo reuniones a las que pueda acudir cualquier persona independientemente de su tipicidad.
Existiría la opción de organizar reuniones separando a las personas por su característica neurotipicidad, pero es una forma suave de segregación que procuro evitar.
En ocasiones siento que tendría que tener una formación básica sobre cómo enfrentar este tema, pero está algo fuera de mi alcance dedicarle tiempo (y posiblemente dinero) al mismo.
El viernes me quedó una rara sensación y, sin embargo, las 5 personas autistas que vinieron disfrutaron una velada que quieren repetir. ¿Qué pasó con las otras 12 personas asistentes? ¿Cómo se sintieron? Es complicado que digan la realidad tal cual la vivieron pues hay cierta insensibilidad que no queremos mostrar en público, por aquello del comportamiento «neurotípico».
Hace tiempo que se viene hablando de la capacidad «creativa» de las Inteligencias Artificiales, IA, para simplificar, porque siempre hay que simplificar, así que he decidido que la presentación del libro del viernes pasado puede que la haga mejor que yo una de estas IA.
Próximamente dedicaré un texto (escrito por mí, que soy una inteligencia no artificial, lo que podríamos denominar INA) sobre esa presunta creatividad de las IA, que implican un repensado de a qué le llamamos creación. Lo que siempre viene bien: repensar.
Las nubes son una fuente de debate constante. Algunas personas creen que las nubes son solo vapor de agua, mientras que otras piensan que juegan un papel importante en el mundo. Las nubes son una forma de precipitación que se puede ver en el cielo. Las nubes están formadas por vapor de agua y una variedad de otros gases. La gente a menudo encuentra que las nubes son hermosas, pero algunos no están de acuerdo. Las nubes bloquean el sol y pueden hacer que las temperaturas disminuyan. También crean patrones meteorológicos y afectan el clima de nuestro planeta.
Párrafos del cuerpo: Las nubes son parte de la atmósfera y forman parte del cielo. La atmósfera es la capa de gases que rodea la tierra y es crucial para la vida en la tierra. Gran parte de la atmósfera está bajo tierra, por lo que no podemos verla con nuestros ojos. Sin embargo, podemos detectarlo con nuestros sentidos y usarlo para comprender el mundo. La atmósfera es fundamental para la vida tal y como la conocemos, ya que nos protege de la radiación solar y nos proporciona el oxígeno necesario. Las nubes son esenciales para protegernos de la radiación solar, ya que bloquean algunos de los rayos nocivos del sol. Nuestro planeta sería muy diferente sin nubes; habría demasiada luz solar y el mundo se volvería inhabitable.
Las nubes también ayudan a protegernos del exceso de luz solar y mantienen fresco el planeta. Las nubes ayudan a reflejar la luz del sol hacia el espacio, creando lo que se conoce como efecto invernadero. Esto ayuda a mantener el planeta a una temperatura agradable para nosotros. Sin nubes, habría demasiada luz solar y el mundo se volvería inhabitable. Las nubes también son útiles para crear lluvia, lo que ayuda a mantener la vida en la tierra. Cuando miras hacia el cielo por la noche, en realidad estás mirando el vapor de agua creado por las plantas durante el día. Estas nubes retienen suficiente agua para crear precipitaciones cuando pasan a través de nuestra atmósfera, creando la lluvia que sostiene la vida en la tierra.
Aunque las nubes pueden ayudar a protegernos de la dañina radiación solar y crear precipitaciones, también pueden afectarnos negativamente. Sin nubes, habría demasiada luz solar y el mundo se volvería inhabitable. Las nubes también crean patrones climáticos que pueden causar problemas a los habitantes de nuestro planeta. Por ejemplo, cuando los ciclones tropicales ocurren en áreas donde no hay nubes que bloqueen la luz del sol, pueden devastar regiones enteras y causar muerte y destrucción a gran escala.
Por otro lado, algunas personas piensan que las nubes son solo agua. vapores en el aire y no tienen ningún efecto sobre el clima de nuestro planeta. Otros no están de acuerdo y piensan que las nubes juegan un papel vital en el clima del mundo. Las nubes mantienen el mundo fresco al reflejar la energía del sol hacia el espacio. Si no hubiera nubes en nuestra atmósfera, estaríamos expuestos a demasiada luz solar y, como resultado, nos recalentaríamos muy rápidamente.
En general, las nubes son una parte vital del ecosistema de nuestro planeta y juegan un papel importante en la protección de la radiación solar y la creación de precipitaciones. Sin embargo, pueden afectarnos negativamente al bloquear demasiada luz solar o causar problemas de lluvia al crear tormentas eléctricas o huracanes. Sin embargo, a pesar de estos problemas, todavía tienen un papel esencial en la protección de la radiación solar dañina y la creación de precipitaciones, por lo que debemos respetarlos como una parte esencial del ecosistema de nuestro planeta a pesar de sus efectos negativos sobre nosotros.
Será divertido y sorprendente, pero no podemos ni queremos hacer spoiler. Tendrás que venir a verlo.
La Asociación Cultural Clave 53 tiene el honor de poder invitarte a la presentación del libro colectivo editado por Giusseppe Domínguez a partir de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa.
Ha sido escrito por Javier Jiménez, Sara Mansouri Bellido, Ester Morales García, Anita Ges, Pablo Velado Pulido, Ernesto Pentón Cuza, Isabel Jiménez Moreno, Grace Chacón, Raquel Gómez, Andrea Vidal Escabí, Susana Olalla Serra, Yolanda Jiménez, Mónica Rubio Jara, Eva Obregón Blasco, Javier Villa, María Jesús Orella, Armando Silles McLaney, Sofía Kosenko, Wilfredo Puignau, JMariano Velázquez, Vanessa López, Francisco Domínguez Agudelo, Carmen Lucía Noriega Montoya, Tanja Ulbrich e Inmaculada Sánchez Costa.
La presentación tendrá lugar en la Carpa del Circo Carampa, en Madrid, el sábado 1 de octubre de 2022 a las 19:00.