Sobre mi comunidad

Hoy me he encontrado un email curioso en mi bandeja de entrada que decía lo siguiente: (Espero que no lo considere una violación de su intimidad)

Hola Giusseppe,

Perdona que te atraque de esta manera. Mi nombre es ******, te escribo porque buscando en internet «loreto y chicote 2» me ha aparecido tu web. La razón por la que lo buscaba es porque he visitado un ******* que está en venta en tu edificio y quería tener algo más de información.

No sé si será mucho pedir, pero si, como vecino, me pudieras decir qué tal es el edificio, los vecinos y si hay algún problema con las prostitutas que hay en la puerta te estaría muy agradecida.

Gracias por todo y, de nuevo, perdona el atraco.

*******

Y me ha hecho mucha gracia empezando por el hecho (también es otro hecho) de que hace poco me contaba mi amigo Jose Luis Sanz Vicario que buscándose un día en Google (no recuerdo con qué objetivo), había acabado por encontrar mi página por encima de cualquiera de las que le mencionaban, en concreto por un poema objeto que tiene en su poder porque le regalé el mismo hará más de 5 años: Principio de Incertidumbre.

Eso parece indicar que google me quiere mucho, no se sabe muy bien porqué. Pero así es… me busco y me encuentro fácil, pero que otros se busquen y me encuentren… me parece divertido.

Así que no pude por menos que responder a ese email vespertino con esta carta sentida y sincera de mi estancia en esta vivienda desde hace ya más de 15 añitos… o por ahí… ¡vaya!

Hola ********,

¡Qué curiosa forma de «atracarme»!

En absoluto me molesta, así que te voy a contestar:

Llevo viviendo en esta casa (soy actualmente el presidente de la comunidad) desde hace más de 15 años. Entonces era una zona un tanto lúgubre, con mucha menos iluminación y algunas calles aledañas con aspecto de estar paseando por lo más duro de Harlem, New York, con cubos ardiendo y alrededor gente calentándose las manos…. Pero nunca, repito, nunca me pasó nada grave (ni violencia, ni atracos, ni siquiera intimidación) en esta calle.

Una vez, un amigo me dijo que por aquí jamás me pasaría nada porque la prostitución huye de problemas delictivos que espanten clientela. Efectivamente, sentías que era una zona protegida aunque no se supiera muy bien cómo. A pesar de ello, siempre había policía porque había una comisaría en la misma calle Ballesta/Nao y otra en la calle Luna. Ahora han trasladado las dependencias de varias pequeñas comisarías a una mayor y bien ubicada en la Plaza de Soledad Torres Acosta, que todos conocemos como la Plaza de los Luna, por unos cines que había y que me encantaban.

Hace unos 8 años, esta zona pasó la peor de su historia en temas de seguridad o sensación de seguridad, al menos, pues se llenó de drogadictos. Si bien tampoco se metían con nadie (te lo aseguro) la verdad es que imponía bastante ver yonkis en las aceras… pero eso pasó. Afortunadamente.

Desde hace 5 años se ha ido revirtiendo la tendencia y ahora se ha llenado de tiendas de moda alternativas, con lo que mi mujer está francamente encantada, y locales (pocos y nada ruidosos) dignos del barrio más pijo de la ciudad. En broma, a veces les digo a mis amigos que antes no entraba a los locales por razones morales (eran prostíbulos) y ahora no puedo permitirme entrar en ellos (son prohibitivos).

Se fueron todos los restos de droga (salvo la cocaína que pueda haber en los locales nocturnos en los baños, pero esa es otra historia, ¿no?) y la zona mejoró como de la noche al día. Ahora mismo se tiene la sensación de que esto va camino de convertirse en un Soho a la madrileña, que era lo que se pretendía.

Pero sigue habiendo alguna prostitución, sí. En ocasiones, cuando no conocen a alguien, le ofrecen sus servicios, pero con declinarlos con un gesto simple de cabeza es suficiente y te olvidan. La verdad es que a mí jamás me ha molestado y no me molestan en lo más mínimo. Alguna de las mujeres que viven en la zona, te ayudan a abrir la puerta, te saludan con una cortesía que pocas veces encuentras en otras vecinas… Vamos, que para nada, de verdad que para nada, son un problema.

En cuanto a los vecinos del inmueble: pues nos llevamos bastante bien. No es que seamos una familia, ni nada por el estilo, pero creo decir que los propietarios tenemos una muy buena relación entre todos. Sinceramente, cuando me cuentan cosas que pasan en otras comunidades como enfrentamientos personales en las juntas de vecinos… yo me doy cuenta de lo afortunado que soy de vivir aquí. Hace poco hicimos una pequeña reforma en casa e, inmediatamente, los vecinos de enfrente nos ofrecieron su casa para pasar un par de días… algo increíble en muchas otras comunidades, ¿no te parece? Cuando empecé a vivir aquí tuve un problema con Gas Natural (no querían darme el alta) y estuve duchándome durante más de un mes en casa de otra vecina… Ser presidente en esta casa es tan sencillo que, aunque el cargo es rotatorio, ni enteras de que lo eres. Las gestiones las realiza cualquiera, tenemos un administrador de fincas que se encarga de lo principal administrativo, como corresponde… La verdad es que me encanta esta finca… qué te voy a decir.

Hay actualmente 2 problemas menores de pagos de comunidad pendientes por parte de un par de vecinos que vamos a solucionar hoy mismo que tenemos una junta extraordinaria… pero que seguro que se resuelven sin menor complicación.

El edificio es de construcción moderna y no ha tenido hasta ahora ninguna avería importante, pero seguro que en los próximos 10 o 15 años habrá que hacer algún arreglo serio… pero, la verdad, prefiero ni pensarlo. Habrá que pintar partes del interior que, con el paso del tiempo, se han ido quedando un poco avejentadas, pero poco más. La fachada es muy reciente y no va a tener problemas en los próximos 30 años, por lo menos, salvo guerras nucleares o terremotos, claro!

No sé qué más decirte. He procurado no endulzarlo, porque no es perfecto, pero sinceramente no cambiaría dónde vivo por casi ningún otro sitio en Madrid y, si me apuras, de lo que conozco del mundo, por casi nada en ningún otro lugar. Adoro tener todo cerca, vivir en el centro de esta ciudad pero casi sin ruido, (en el primer piso hay más ruido, me consta, pero tampoco tanto salvo en verano, con las ventanas abiertas…) especialmente ahora que se ha peatonalizado, con muy muy poco tráfico en Ballesta. Está, como ya sabrás, muy bien comunicado con cualquier lugar y acabas por ir andando a la mayoría de los sitios.

Como te digo, si tienes pensando elegir un lugar para vivir en el centro de Madrid (que siempre tendrá sus contras por ser el centro de una ciudad como esta), la verdad es que esta casa es un chollo. Porque por tener unas cuantas prostitutas en las calles, lo único que consigues es un descuento del 20% como mínimo por el metro cuadrado… y eso es bastante dinero y, te repito, muy poco inconveniente.

Espero que te sirva esta información que, por supuesto, es sólo una opinión personal.

Un saludo y hasta pronto,
Giusseppe

En el umbral

Obra sobre tela de Iván Araújo
Exposición en la Universidad SEK de Segovia del 17 de enero al 6 de febrero de 2003
Iván, no solo me invitó a acudir a su exposición, sino a realizar un breve texto incluido en la entrada a la exposición, detallando la lista de obras presentadas.
Fue un enorme placer y un orgullo realizar el siguiente texto:

La hoja de títulos se cae.

Tomo nota de todo lo que ocurre, de todo lo relacionado porque esta conexión más allá de mi comprensión sé que tiene algo de mensaje.

Los cuadros están a mi alrededor. Baluarte de pintura y lienzo, un castillo donde sentirme seguro, una nave espacial para surcar el cielo. Yo era el poeta en el pórtico de la Arcadia a punto de descubrir un mundo nuevo, emprender el viaje a Ítaca del conocimiento. Estaba a punto de entrar en la magia de la huida, la gran Huida de mí mismo para penetrar su obra, sus dreamworks y, como en un sueño, me dejaba llevar. Escribía un cuento de aguas, un poema de fluidos, un canto de semillas que crecían en un espacio verde a la luz de la luna que se colaba entre las rendijas valientes de las ventanas.

Repentinamente, despertares de contaminación, despertares urbanos en mitad de la noche de la tierra, en mitad del silencio que dejaba su ausencia. Mis sentidos flotaban entre esa materia desgarrada de líneas y colores, gran azul oceanía muriendo en ríos de plata sin dulce transición (aun cuando él dijera que sí, que son de transición).

No notaba cansancio en las rodillas sobre esa suciedad que goteaba desde las escaleras la huida del desierto, mi espacio germinal más allá de la muerte, más allá de los trazos de sangre con carta de pincel.

Al regresar a la terra empapada de Sahara y ver entre sus dedos un corazón de Shanghai todo el puzzle encajó, todo cobró sentido y pude ver a Iván creándose un ser vivo.

Giusseppe, Madrid, 18 de octrubre del 2002

Syncronizator.sh

Pierdo un tiempo bendito en una cosa tan absurda como reinventar la rueda. Sé que hay muchos programas de realización de copias de seguridad, algunos, incluso, de sincronización de carpetas que pueden interesarme para calmar mi obsesión de realizar copias y copias para asegurarme de que, en cualquier momento, pase lo que pase, mis archivos estarán a salvo y podré trabajar desde cualquier lugar, cualquier ordenador, sin tener que perder un minuto restaurando sistemas…

Lo borro todo, lo restauro todo de una copia de seguridad, en disco externo. en otro PC, en la nube sería ideal, pero hay problemas de espacio que no tengo resueltos… el servidor con el que llevamos a cabo el hosting es un poco reacio a dejarnos subir cosas (Esto de subir siempre me suena gracioso y me imagino, en la nube blanca, mis archivos colgados como ropa en tendedero). Es normal, en realidad, el servidor que alberga la web de Clave 53, Giusseppe.net (incluyendo este texto que estoy escribiendo en el diario), carmendelarosa.com, lilianflores.com, espacioelmanantial.com y algún otro dominio con menos cosas… no está contratado para ser un servidor de backup, que los hay, ni una carpeta en la nube… o sea, en Internet.

Pero siempre estoy pensando (y por siempre es, verdaderamente, siempre) en qué ocurrirá si mi portátil deja de funcionar. Es algo que sé que pasará, ha pasado alguna vez e inevitablemente volverá a suceder. Así que debo estar seguro (y esto sé que es imposible) de que todo lo que haga lo tendré en otro PC, en algún disco externo… vamos, que he de tener réplicas infinitas pues solo así acabaría por estar convencido de que no hay nada que pueda ocurrir que impidiese restaurar alguna.

Y además, ahora tengo una paranoia nueva…

Según terminé de programar mi querido Shell Script que sincroniza las carpetas que quiero que sincronice… me ha dado por pensar que tengo un origen único para todas estas cosas, con lo cual, si alguna vez tengo un problema en ese origen también lo sincronizaré, como buen sincronizador que soy, en todas las demás ubicaciones donde quiero clonarlo. Así que el siguiente paso (que ya hago, pero no tengo bien automatizado) es realizar copias de las copias a carpetas que no toque, que no modifique en adelante o a soportes extraíbles sin permiso de escritura, algunos de los cuales he de retirar de esta casa y llevar lejos, para evitar cualquier posible pérdida de datos en el caso de un ataque nuclear o de un terremoto o un incendio en este edificio. Son cosas que pasan. Sé que esas cosas pasan.

Así que tengo que pensarlo… ¿o no?

Bueno, de momento, hoy quiero compartir (con la pérdida de privacidad consecuente) el archivo que utilizo para realizar mis copias de seguridad desde hoy mismo.

Es divertido darme cuenta de que lo comento tanto que cualquier otra persona podría continuar su desarrollo o su mantenimiento en caso de que fuese necesario, como si fuese pensando en un posible backup o reemplazo, incluso, para mí mismo. Sin pensar si lo que guardo será lo que interese guardar en un futuro o a algún otro que no sea yo.

¡A veces creo que estoy un poco loco!

~/bin/sincronizator.sh


#!/bin/sh

# DEFINICION de VARIABLES
username="$(whoami)"
servidor="192.168.1.2"

# Vamos a elegir qué cosas sincronizar en estas variables lógicas
# Por defecto, sincronizamos todo, local y remoto
SYNC_JMDOMIN=1
SYNC_GIUSSEPPE=1
SYNC_LOCAL=1
SYNC_REMOTE=1

if [ $# -gt 0 ]
then
if [ $1 -eq 1 ]
then
SYNC_LOCAL=1
SYNC_REMOTE=0
elif [ $1 -eq 2 ]
then
SYNC_LOCAL=0
SYNC_REMOTE=1
else
echo "Uso $0 [1=local|2=remote] (por defecto es TOTAL)"
exit
fi
fi

# DEFINICION DE FUNCIONES
cabecera () {
echo "
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________"
}
sincroniza () {
cabecera
echo "Sincronizando carpeta: $3"
echo "Directorio de Origen: $1"
echo "Directorio de Destino: $2"
dirorigen=$1
dirdestino=$2
carpeta=$3
origen="$dirorigen/$carpeta/"
destino="$dirdestino/$carpeta/"
rsync -rtvu --delete $origen $destino
}

# Sincronizamos carpetas utilizando la función sincroniza
cabecera
echo "COMIENZO DE LA SINCRONIZACIÓN CORRESPONDIENTE A LA FECHA:"
date

# Sincronizando JMDOMIN
if [ $SYNC_JMDOMIN -eq 1 ]
then
diskorigen="/media/GSPDISK"
dirbase="jmdomin"
dirorigen="$diskorigen/$dirbase"
subcarpetas="FOTOS Archivo Obra Talleres TEXTOS trabajo web-sites"
cabecera
echo "COMIENZO DE LA SINCRONIZACIÓN DE LAS CARPETAS DE JMDOMIN"

# Con destino al disco de DATOS
if [ $SYNC_LOCAL -eq 1 ]
then
diskdestino="/media/Datos"
dirdestino="$diskdestino/$dirbase"
cabecera
echo "ORIGEN= $dirorigen"
echo "DESTINO= $dirdestino"

for subcarpeta in $subcarpetas
do
sincroniza $dirorigen $dirdestino $subcarpeta
done
fi

if [ $SYNC_REMOTE -eq 1 ]
then
# Con destino al disco de RED de $servidor (TOWI)
smbclient //$servidor/$dirbase -N -c pwd
if [ $? -eq 0 ]
then
# Servidor y recurso accesible
# Primero, montamos y verificamos que el destino esté accesible
echo "Montando /mnt/$dirbase"
mount /mnt/$dirbase
estamontado=`mount|grep $servidor|grep $dirbase|wc -l`
if [ $estamontado -eq 1 ]
then
diskdestino="/mnt"
dirdestino="$diskdestino/$dirbase"
subcarpetas="Archivo Obra Talleres TEXTOS trabajo web-sites"

# Verificar si se puede escribir
touch $dirdestino/kkkkk
if [ $? -eq 0 ]
then
rm $dirdestino/kkkkk # Borrando restos
cabecera
echo "ORIGEN= $dirorigen"
echo "DESTINO= $dirdestino"

for subcarpeta in $subcarpetas
do
sincroniza $dirorigen $dirdestino $subcarpeta
done
else
echo "No es posible escribir en $dirdestino"
fi
else
echo "La carpeta $dirbase del servidor $servidor no está montada"
fi
echo "DES-Montando /mnt/$dirbase"
umount /mnt/$dirbase
else
# Servidor o recurso NO accesible
echo "Error de conexión con el servidor $servidor o el recurso $dirbase"
fi
fi # fin de SYNC_REMOTE
else
echo "Evitada la sincronización de JMDOMIN"
fi

# Sincronizando GIUSSEPPE
if [ $SYNC_GIUSSEPPE -eq 1 ]
then
diskorigen="/home"
dirbase="giusseppe"
dirorigen="$diskorigen/$dirbase"
subcarpetas="bin cloud Documentos Escritorio EudoraNEW"
cabecera
echo "COMIENZO DE LA SINCRONIZACIÓN DE LAS CARPETAS DE GIUSSEPPE"

# Sincronización LOCAL de GIUSSEPPE
if [ $SYNC_LOCAL -eq 1 ]
then
# Con destino al disco de DATOS
diskdestino="/media/Datos"
dirdestino="$diskdestino/$dirbase"
cabecera
echo "ORIGEN= $dirorigen"
echo "DESTINO= $dirdestino"

for subcarpeta in $subcarpetas
do
sincroniza $dirorigen $dirdestino $subcarpeta
done

# Con destino al disco de GSPDISK
diskdestino="/media/GSPDISK"
dirdestino="$diskdestino/$dirbase"
cabecera
echo "ORIGEN= $dirorigen"
echo "DESTINO= $dirdestino"

for subcarpeta in $subcarpetas
do
sincroniza $dirorigen $dirdestino $subcarpeta
done
fi
else
echo "Evitada la sincronización de GIUSSEPPE"
fi

cabecera
echo "FIN DE LA SINCRONIZACIÓN CORRESPONDIENTE A LA FECHA:"
date

La tecnología es molesta, a veces

Cuando te propones hacer algo que depende de la tecnología, acabas perdiendo mucho tiempo (no sé por qué hablo en segunda persona, cuando me está pasando a mí y no tengo por qué suponer que le está pasando a nadie más, ni a ti, ni a él o ella, ni a nosotros, vosotros, ellos).

Estoy intentando configurar la conexión bluetooth que hay entre mi portátil y mi teléfono móvil para pasar una fotografía que realicé desde casa de mi alumna preferida, alumna de clases particulares, eso sí. Es una bella fotografía urbana desde su ventana, que tomé cuando la esperaba el lunes pasado porque llegó un poquito más tarde de la hora prevista. Fue una espera embarazosa, me da por pensar que no debo estar en la habitación de otra persona si esa persona no está allí. Es como haberse colado en su intimidad sin que me haya dado permiso para ello. Sí, claro que luego voy a estar, cuando ella está en la clase, conmigo, pero no es lo mismo.

Soy tremendamente respetuoso con el derecho a la privacidad de los demás. Lo primero que hago en un PC que instalo es crear dos usuarios, uno para Carmen y otro para mí, para no tener acceso a sus cosas salvo caso de extrema necesidad. Me parece lo mínimo para que una pareja se lleve bien el hecho de respetar la privacidad del otro.

Carmen es respetuosa, no sé si de la privacidad, de la que es extremadamente consciente, o de todo en general y, por extensión, también de mi derecho a tener parcelas privadas de su alcance… que luego acaban publicadas en la web. Así que ella lo vio como algo natural, como algo que no se plantearía que fuese de otra manera. Pero no todo el mundo es así.

En resumen, llegué a las 17:30 a su casa y una persona que tienen encargada de limpieza y manutención me invitó a pasar a la habitación de Marta y esperarla allí. Yo no quería mirar ningún cuadro, ni ninguna figurita de las que pudiera tener en su habitación, ni, por supuesto, acercarme a su portátil, encendido, ni sentarme en su cama y ni tan siquiera en una silla. Me había quitado el abrigo y lo había dejado donde suelo dejarlo, sobre su cama, pero estaba incómodo, de pie, en mitad de su habitación, sin más que hacer que esperarla mirando por la ventana de su habitación, viendo lo que ella puede que vea cuando se asome, dándome cuenta de que puede verme mientras espero, algunos días, a que llegue el momento de acercarme a su portal para llamar al telefonillo justo a la hora convenida.

Eran unas vistas formidables de La Vaguada, de parte del Barrio del Pilar, que me resultaron encantadoras y decidí fotografiarlas. Quise apropiarme de esas vistas, pero sintiendo cierto respeto ante el hecho de coger algo que, de alguna manera, es sólo suyo. Y no está de más decir que además pensé en la posibilidad de subir después esa foto a mi diario (¿subir?, ¡ah, que está en una nube!). Pero esa publicación de un material tan privado, tan íntimo, me parecía inadecuado, incluso llegué, en mi paranoia, a tener mis reservas desde el punto de vista de la seguridad, pues estaba dando más información de la necesaria sobre alguien en un entorno público. Un tercero podría saber la ubicación de la vivienda de mi alumna (y algunos otros datos, rastreando entre las líneas de este diario) y utilizar esa información con fines inadecuados.

Después de cinco minutos mirando por la ventana, decidí mirar hacia mi teléfono, con conexión a Internet, pero en cuanto empecé a establecer la conexión a la web de la Caixa, oí la puerta de la vivienda cerrarse indicándome la llegada de mi alumnita querida. Y allí estaba ella, entrando como si nada, riéndose no sé muy bien de qué, dándome a entender que en lo último que pensaría es que yo pudiera haber estado pensando en que mi presencia allí era una violación de su intimidad.

Comenzamos la clase y olvidé la fotografía. La química inorgánica puede ser un buen narcótico.



Al fin he conseguido pasar la fotografía, molesta, muy molestamente y seguro que en breve vuelve a dejar de funcionarme, porque la tecnología está pensada para hacer que te conformes, que seas parte de la masa, que seas como los demás, normal, normal… te instales windows y dejes de molestar con tus rarezas. Pero vivir de una determinada manera, ser consciente de que hay caminos alternativos y seguirlos forma parte de mi vida y exige algún que otro molesto (y ya van varias veces que digo la palabra) sacrificio.

¿Merece la pena?

Hoy he soñado una película

No me gusta mucho soñar. Me parece cansado. Cuando lo que quieres es descansar, resulta que te toca ir de acá para allá por algún motivo desconocido. Interpretar los sueños me parece divertido, pero solo eso, me resulta un tanto cómico creer que se puede asegurar sin temor a equivocarse que soñar con un cañón tiene algo que ver con el sexo fálico.

No me gusta soñar y puede que se deba a que, de niño, tenía innumerables pesadillas. Quizá porque vivía en un ambiente que me inquietaba. Quizá era el preludio de lo que viene siendo mi vida: una inquietud permanente. Mi vida consciente, claro está. La vida inconsciente, de la que no digo mía, porque el sentido de la propiedad me parece algo tremendamente consciente, me resulta ignota hasta la saciedad. Es solo un batiburro de imágenes inconexas que, si perviven en la consciencia, pueden ser interpretadas arbitrariamente.

Tenía frecuentemente pesadillas en las que yo era un humano que se enfrentaba a vampiros que me convertirían en uno de ellos. No me preocupaba la muerte, ni la vida eterna, sino dejar de ser independiente de una masa que era esencialmente diferente a mí y, con ello, yo diferente de ellos. Entre la consciencia y la inconsciencia, estaba mi miedo a creer (firmemente) que mis padres, mi familia toda, mi entorno, eran unos extraterrestres que se habían apoderado de mi cuerpo y lo estaban manipulando para que la percepción fuese alterada, para que pudiese verles como deseaban ser vistos, para que me viese a mí mismo con una visión que pretendía ser tranquilizadora o narcótica.

Con el tiempo, la explicación me fue pareciendo demasiado compleja, ya que tantos extraterrestres en la tierra era un poco absurdo que estuviesen poniendo su atención en mí, así que la adapté a la más plausible que venía a sugerir que yo era el extraterrestre en un mundo que había delegado el cuidado de la tapadera de mi descubrimiento a mi familia y entorno, aquellos que me medicaban para hacerme creer que era parte de ellos. Pero no lo era. Lo grave es que en ocasiones sigo pensando de la misma manera.

Cuando vi Matrix (ya me había pasado en otras ocasiones) recuerdo mirar a los lados para ver si los que estaban viéndola junto a mí sabían lo evidente o no. Sentía que era un mensaje que debía de descifrar, pero me parecía que podía ser tramposo… yo no lo había hecho: eran ellos.

Así que pasé gran parte de mi adolescencia intentando dormir sin soñar, incluso, no dormir. Siempre dije que no podía probar las anfetaminas ni semejantes inhibidores del sueño porque su efecto habría sido totalmente deseado por mí haciéndome un adicto inmediato.

Ahora sueño poco, aunque llevo una época un tanto agotadora, en la que sueño inquietantes sueños que no intento recordar al despertar, así que se van alejando de mi memoria a medida que me levanto, me ducho, me pongo en marcha.

Hoy sé que he soñado con dos parejas musulmanas de un pueblo muy pequeño en el desierto montañoso, necesitaban, para casarse, un pequeño lugar donde poder cohabitar, cada una por separado, pero los únicos habitáculos que quedaban disponibles eran dos pequeñas chozas que habían sido usados como prostíbulos a la entrada del poblado.

Uno de los hombres de las parejas, se animaba a reformar el más cercano y se deshacía de los enseres que habían formado parte de la habitación de la prostitución, llevando muebles que la transformasen en una morada más o menos decente, pero sabiendo que no iba a ser suficiente para los fundamentalistas.

El segundo (creo que en el sueño era mi alter ego), olvidando las advertencias de su padre, le preparaba clandestinamente, para darle una sorpresa, a su pareja la habitación más alejada del poblado, para tener un lugar donde pasar la noche de bodas. Casi no tenía enseres propios y los de aquella casa no le parecían tan inútiles como para tirarlos, así que los dejaba estar.

Después, supongo, ambas parejas estaban cohabitando en sus sendas chozas mientras una turba de hombres agresivos y mujeres con burka se dirigieron al poblado con la intención de eliminar cualquier atisbo de inmoralidad como la que se atribuía al hecho de estar ocupando lupanares como lugar de vivienda de parejas que pretendían ser parte integrante de la sociedad.

No les iba a bastar con expulsarlas de la sociedad, sino que debían conformarlas a ella, debían hacer que estas parejas aborrecieran hacer lo que estaban haciendo, desearan que sus mujeres respectivas llevasen vestuarios represores con la excusa de la moralidad, de la tentación, mientras que ese segundo hombre de la celda alejada no hacía más que sentir que no podría vivir sin la sensualidad de su mujer, sin la libertad de una mirada infantil que no hallaba en la piel al demonio sino una obra perfecta y divina, sí, divina.

Mientras tanto, esa manifestación integrista era observada por unas periodistas parapetadas en lo alto de un edificio de adobe y unos policías al fondo de un patio dejaban hacer a los vándalos moralistas. (Este simplismo de los sueños es poco maduro, pero lo cuento como lo he soñado). Los policías reían y hacían bromas, armados, con cascos, eran antidisturbios que iban a impedir que aquellos exaltados acabasen con la vida de las dos parejas.

Menos mal que las ganas de hacer pis me han despertado. ¡Ah, no! ha sido el despertador, que ha sonado obediente a las 08:30. Pero he podido orinar y volver a la cama, calentita, al lado de mi amada Carmen que genera una radiación infrarroja de alta frecuencia, capaz de dormir plácidamente a una culebra.

Ayer nos acostamos tarde y me he permitido una hora más de sueño, antes de empezar una semana que tiene pinta de que va a ser cansada. Casi tan cansada como un sueño.

Oro líquido

Tengo que reconocer que el color de la foto no hace justicia a este pedacito de oro líquido que había esta mañana en la cafetería en la que he disfrutado de un maravilloso desayuno con mi muy querida amiga Aída (que sé que leerá estas palabras, así que nunca la criticaré en este diario… ;-)))).

El aceite es algo que a veces olvidamos, no dándonos cuenta de que es tan bello como una mesa de disección en la que se encontraran por accidente una máquina de escribir y un paraguas. Color oro, en este caso transparente, deja pasar la luz, como corresponde a la definición de transparencia, pero los ojos se quedan dentro, mirando un universo dorado en el que sería placentero sumergirse.

Es raro, el aceite seguro que es menos denso que la densidad media del cuerpo humano, pero no imagino hundirme, sino flotar en un plato gigante de aceite, en una sartén a punto de hervir, conmigo dentro, dejándome la piel quemada con la suavidad que queda en las manos impregnadas de este oleoginoso productito.

Flotar en el oro líquido del que estamos, en esta nación, tan orgullosos. ¡Qué ricos desayunos acompañados con un chorreón de aceitito sobre una tostada impregnada de ajo, con tomate preferiblemente pelado, con sal e incluso con pimienta. O como lo toma mi madre, aceite y azúcar que me recuerda una merienda muy habitual de mi infancia: el una media barra de pan a la que mi madre le extraía la miga, dejando un pozo acotado por el pico de la barra, lleno de aceite, azúcar y vuelto a cubrir con la miga. Bocadillo de pan con pan pero dulce y sabroso.

Tengo hambre. Hambre voraz capaz de destripar a un rey de bastos y comérmelo por las patas.
Hambre de vida, y la vida, para mí, siempre tendrá algo que ver con el aceite de oliva virgen.

ay…. qué cosas!

Hoy he alterado mi horario

por encontrarme con una amiga
que está en mi red social preferida
como si no fuese virtual
como si tuviese una voz propia
y su cuerpo tridimensional
no llenase mis múltiples dimensiones
al menos en cortes
secciones
lo que podríamos llamar
curvas de nivel multidimensionales
como su abrazo en mi entorno
o su olor corporal
o el tono cálido de su voz siempre cantarina.

Hoy he alterado mi horario y no me ha importado
porque hemos arreglado el mundo
el suyo y el mío
y nos hemos sumergido en el placer
de tomarse un cafecito en mitad de la mañana
como si trabajase a media jornada
autónomamente
como si fuese libre y dispusiese de mi tiempo
de la manera que me diese la gana
la real gana
que no viene de realeza sino de realidad
de esa realidad no imaginaria
completa como el plano complejo
o como una aplicación
de múltiples variables complejas
cuya concepción me produce tal placer
que hay poca gente con quien pueda compartirlo.

Vendrá mi amigo Jose Luis
que ya ha venido
de Medellín, Colombia,
a pasar unos días en Madrid
y podré hablar con él retomando la conversación
donde la dejamos
en aquellas cuestiones que relacionan
la mecánica cuántica con la crisis financiera
pasando por los modelos de Frequently Asked Questions
como utilizable por las propuestas de democracias directas
u otras formas posibles de organizar la toma de decisiones
e información
en la sociedad del siglo XXI
donde aún algunas imprentas intentan sobrevivir
haciendo trabajitos manuales
del siglo XIX
como si no supieran que el palito se ha movido de sitio.

Hoy he alterado mi horario
y es que
para eso está.

Han terminado las fiestas

Estas fiestas navideñas que, como su propio nombre indica, son tan religiosas como tradicionales y tradicionalistas. Las aborrezco por ello aunque no parece que nadie me comprenda. Sé que soy radical pero no me arrepiento de ello. Sé que no es comprendido que me niegue a ser partícipe de estas fiestas por motivos de coherencia o conciencia. Sé que eso no es lo que debe regir la convivencia. Sé que sería más social obviar esas connotaciones y olvidarlas, dotando a estos días de un renovado valor lúdico-festivo independiente de su connotación religiosa, pero no me es posible hacerlo.

También se vincula al hecho de que son tradicionalmente indisolubles a la familia, en su concepción más inflexible, más sanguínea, más arcaica. No me importa pasar un rato con mi familia o con la de carmen, con estos parientes de sangre no elegidos, pero me disgusta que haya de hacerse tan protocolariamente, tan obligatoriamente que acaba por resultar asfixiante.

Pero no importa. Hoy ya no importa. Ayer sí. Ayer todavía coleaban los agotamientos derivados de intentar llevarse bien con quien no se comparte más que un porcentaje elevado de alelos en nuestros genes. Desde luego, qué difícil es asumir que se es poco más que carne y que la materia no entiende de afinidad, salvo la electrónica, más allá de la cual cualquier construcción es artificial por más que se intente vestir de natural.

Ya tenía ganas de volver a escribir en este diario abandonado a su suerte desde hace casi medio mes, desde que el 22 de diciembre publiqué una última entrada sobre la elección de nuestro gobernante… ay, qué dolor.

Tenía ganas pero también quería descansar, reposar, soltar amarras, dejarme llevar por la inacción durante un tiempo, no quería hablar, en caliente, de las conversaciones apasionadas que se tienen con las llamadas familias, con esos seres a los que hay que ver en estas fechas como si se tratasen de seres que demandan una atención dedicada, una deuda de sangre, un pacto diabólico que nos mantenga unidos.

¡Qué alegría cuando el encuentro se produce sin ninguna otra razón que la de desear verse! ¡Ninguna otra razón!

Pero hoy quiero comenzar el diario del 2012 pensando en otra cosa.

Me tengo que organizar mejor que el 2011.

El tiempo es algo difícil de gestionar para un autónomo. Soy autónomo. O algo parecido. Trabajo sin cobrar para mí mismo, trabajo en algo no remunerado la mayor parte de mi tiempo y debo ser capaz de dedicarle un tiempo organizado, segmentado razonablemente, para que pueda hacer todo aquello que me propongo hacer (propongo/propuesta/proyecto) como es el mantenimiento diario de este diario, la investigación en poéticas que no conozco, la colecta organizada de las lenguas del mundo, la instalación y divulgación de software libre y abierto…

Amén de las cosas (alguna hay) remuneradas que me permiten comer, beber, pagar impuestos, y todas esas cosas que son maravillosas, como dice la vieja canción. Están mis talleres de poesía, a los que debo dedicar un tiempo semanal estimado en unas 10 horas (preparación: 3 horas, comunicación: 2 horas, impartición: 5 horas) sin tener en cuenta los tiempos previos a la preparación, el trabajo de captación de alumnos y algunos extras. Están mis clases particulares, que este año se van a ver incrementadas con 2 horas de un nuevo estudiante de 4º de la ESO; y que ascienden a un total de 11 horas (2h – Marta, 2h – Mateo, 2h – Carlos, 5h – Desplazamientos y preparación).

Puedo considerarme un trabajador a media jornada, pero una media jornada distribuida a lo largo de toda la jornada así que acabo no sabiendo bien cuándo estoy trabajando y cuándo no. Eso sí, ya querría yo cobrar lo que se supone que se ha de cobrar por un trabajo de media jornada… pero trabajo en lo que me gusta y eso se paga… aunque todavía no entienda por qué se ha de pagar por ello.

Cómo se puede ver, tengo bien cuantificado lo que dedico de tiempo al trabajo remunerado, pero no así el trabajo no remunerado. Esto es algo que debe cambiar para que pueda dedicarle también una cantidad de tiempo bien definida. Esto es de gran ayuda para saber que tengo que respetar mis horarios, horarios absolutamente arbitrarios, como todos, pero que estructuran mi quehacer, mi jornada, mi día a día, hasta el punto de no hacerme sentir perdido en un mar de tiempo lleno de actividad que, después, no sé cuál ha sido con claridad.

Además he de meter en mi agenda algo de tiempo periódico para mis cuidados personales, incluyendo una rehabilitación de mi manguito rotador que debe realizarse, para que sea eficaz, diariamente y preferiblemente a la misma hora, como pretendo hacer con la hechura de este blog (huyo de este término como de la peste), para que no pase un día sin hacerlo. Son una serie de ejercicios que, se supone, irán mejorando mi movilidad, pero es algo tan lento que no me motiva. Tengo poca paciencia para cosas como esta, que no me gusta en su detalle, de la que solo deseo el resultado. Si me platease este mismo acercamiento a tareas como esta de elaborar un diario, jamás lo comenzaría, o el del POFLM.

Voy a retrasar la elaboración diaria de estas entradas, para ver si acomodo mejor mi horario. Hasta ahora, intentaba realizarlas a las 10:30-11:30, pero veo que va siendo inviable, así que lo retrasaré media hora, me levantaré media hora antes (08:30), incluiré mis ejercicios en ese ínterin tras el desayuno con mi amada Carmen, a eso de las (09:30-10:30) y, tras leer los emails para ver si hay algo urgente, acercarme a este cuaderno y escribir mis tonterías entre las 11:00 y las 12:00. Buena hora para dar por terminado este trabajo y pasar a otros. Voy a reconfigurar mi calendario de google, preciosa aplicación que le agradezco a esta empresa californiana.

Y como no me gusta que los «voy a» se eternicen, dejo este diario cerrado por hoy.
Hasta mañana a las 11:00.

tres de tres

17:30
salgo de casa
voy a dar una clase a una tal anita
de química
preparatoria para la selectividad
una clase privada que habíamos concertado
el día 14
hace
ayer
6 días
y recuerdo pedirle que me avisara
si había algún cambio de plan o anulación
sin necesidad de explicaciones
pero sí agradeciendo
que me tuviese en cuenta

18:00
su portero automático no responde
su teléfono está apagado o fuera de cobertura en este momento
quince minutos después
decido
irme

19:30
llego a El Manantial para juguetear a poeta
que coordina poetas
creando poesía
pero no viene nadie

20:00
me habían avisado casi todos
pero aún había posibilidad de que los que no hubiesen avisado
se presentasen
sin avisar
o no se presentasen
sin avisar
y no se presentaron
sin avisar
salvo un email enviado una hora antes
con buena intención

20:45
a punto de llorar
sintiéndome una auténtica mierda
un insignificante épsilon
de esos que nunca quise despreciar
(por algo)
esperaba a un exalumno
y busqué una forma de confirmar
su asistencia
llamándole
a un teléfono que está apagado o fuera de cobertura en este momento
o enviándole un SMS que no parecía llegar a su destino
y
finalmente
desde mi móvil
enviándole un email solicitándole una verificación
pero
unos minutos después
mientras esperaba bajo el manto de frío de la ciudad
con lágrimas en la garganta
me llegó un escueto mensaje
desde otro número de teléfono
diciéndome que no podía venir porque el trabajo le había retenido más de lo esperado
y que lo sentía
y yo contesté
ok
con un cierto deje de tristeza
mientras me encaminaba de regreso a casa
después de tres intentos fallidos de encontrarme con gente
que tuvieron serios motivos para ignorar
que habían quedado conmigo

me fui a dormir sintiendo
que no valgo una mierda
y que lo mejor que podría hacer
sería irme a vivir a un lugar
donde no habite
nadie
que pueda ignorarme
donde no habite
nadie

nadie.

Opinión sobre el Acción11MAD!

Hace unas semanas, Violeta Martínez me lanzó el guante con la siguiente propuesta:

Estoy haciendo una reseña sobre el Festival Acción!mad, que consiste también en contrastar opiniones, y me gustaría, si te parece, que me contases de forma anónima o no, qué acciones te interesaron más y algún comentario si fueras tan amable, también sugerencias para mejorar si tienes alguna.

He de reconocer que me ha costado escribir lo que quería decir, porque es algo crítico, quizá un tanto duro injustificadamente, pues no tengo en cuenta el esfuerzo de los artistas a los que he puesto a caer de un burro, como se diría burdamente; amén de haber despotricado, casi, contra las organizadoras, Nieves Correa y Yolanda Pérez Herreras, que sé que hacen todo lo que pueden y que dan mucho más de lo que yo he dado nunca por este arte. En el caso de Nieves, sé de su buen criterio para seleccionar artistas, así como sus habilidades para conseguir financiar un proyecto que, sin alguien como ella, habría desaparecido hace años. También del humor y la cualidad trabajadora de Yolanda, de su calidad como persona, afable y simpática, así como no dudo de la capacidad técnica de Fernando Baena, quien se encargó de registrar en soportes electrónicos el evento para la posteridad.

Después de pensarme muy mucho si quería decir lo que he dicho, me he lanzado irreflexivamente a contestar a Violeta con la más profunda sinceridad como bandera. Y ahí está lo que le he respondido:

Hola Violeta,

Perdona que haya tardado tanto en responder. Es más que probable que ya no necesites para nada mi opinión. Pero no quería dejar sin respuesta este email antes de irme de vacaciones…

No creo que haya visto este año todas la acciones que habría querido, por diversas cuestiones, entre otras porque la programación es extensa, cubre muchos horarios dispares y no siempre tengo tiempo para asistir a ellas.

He podido estar los 3 viernes que ha habido en el encuentro de este año, de ahí que solo me atreva a comentar (y con mucho pudor) las pocas cosas que vi:

Voy a ser bastante generalista, pero no porque no quiera comprometerme, sino, sobre todo, porque apenas recuerdo alguna de manera especial.

Cada día me interesan menos las acciones muy teatralizadas en las que predomina la puesta en escena más o menos grandilocuente sobre la ternura de la acción, la poética visual que en su día me atrajo especialmente de este lenguaje. Es algo personal, pero espero que una opinión sea eso, personal.

¿Quiere esto decir que lo que vi era muy teatral?

No, la verdad es que encontré que, como siempre, se elige con muy buen criterio a los artistas que se traen a este encuentro, labor que realiza magistralmente Nieves Correa, a quien no dejaré de agradecer su esfuerzo y dedicación en una empresa como esta.

El Viernes 11 de noviembre:

Me gustó la sencillez de Othman Fekraoui (Marruecos), en OffLimits, un espacio tan maravilloso para la performance que no puedo imaginar otro mejor, demostrando que este lenguaje sirve, entre otras cosas, para eliminar fronteras, aunque, como de costumbre, empiezo a estar hecho a la idea de que la participación del público de manera casi entretenida va a ser un ingrediente previsible de la acción, hasta el punto de que esperas que te ocurra que se acerque a ti el artista y te diga o sugiera que hagas algo, con lo que se establece un vínculo entre artista y público que, por un instante, siente que deja de ser público espectador para asumir un papel algo más activo.

Lamentablemente, por motivos personales que no vienen al caso, no pude quedarme al resto de acciones que nos permitían asomarnos a lo que está haciéndose tan cerca de nuestro país y, sin embargo, siempre visto con tanta distancia. De nuevo, aquí, mi enhorabuena a Nieves, por proponer este día dedicado a Marruecos, quizá coincidiendo con los recientes acontecimientos del norte de África (la famosa primavera árabe).

El Viernes 18 de noviembre: Ieke Trinks (Paises Bajos), Mathieu Bohet (Francia), Restauracja Europa (Polonia)

Me aburrí bastante con el postmodernismo multimedia de Ieke, a quien me gustaría entrevistar para conocer en profundidad su visión de su acción, que no dejó de interesarme por aburrida. Me pareció demasiado larga y opaca. No acabé de entender la necesidad (salvo por los medios que podía precisar) de utilizar un espacio diferente, salvo quizá la demanda de convertir su acción en una teatralización hierática y algo pretenciosa.

La acción espectacular de la pareja casi cómica de Restauracja Europa (Polonia), me pareció flaquear por la falta de radicalidad al demandar su acción una oscuridad total y no tenerla. El juego visual que proponían con la lámpara ultravioleta quedaba muy mermado por culpa de un foco que no estaba apagado en la esquina del espacio. Es posible que fuese una exigencia de la sala, pero no me acabó de ilusionar por esta limitación de lo visual, que, por otra parte, era lo único interesante de esta acción, desde mi punto de vista, siempre. Como en el caso de la acción del marroquí, también era previsible que el público, espectador casi siempre, acabase teniendo que relacionarse activamente a través de una comunión que parece estar siempre presente en las acciones que se programan.

La radical y simple acción de Mathieu, quien según creo no estaba en el programa inicial, recordándonos que acción es caminar, como ya antes lo hiciera Esther Ferrer, o contar, o respirar, me atrajo singularmente. Tan solo con la sencillez de una caminada en cruz, contando, concentrado, los pasos, respirando en una especie de trance real, casi como un derviche, atraía mi atención que no podía dejar de ver que, con esta simpleza, con esta acción, el artista nos estaba dando lo más puro de su yo, su propia realidad de ese momento, no ensayado, no espectacular, no grandilocuente, extramuseístico y, sin embargo, adaptado a la perfección al espacio que se le había sugerido, adoptando la cruz que proponen las columnas del Matadero para jugar con ellas y no contra ellas.

Y terminar con una espiral tan simple como potente, visualmente inabarcable, que inducía a pensar en la infinitud de las repercusiones de una pequeña modificación del espacio, al modo de una enorme metáfora de efecto mariposa.

El viernes 25 de noviembre:

Tuve el placer de divertirme con la Performance de Muda Mathys y Sus Zwick en el Auditorio Sabatini del MNCARS. Fue divertida y, por momentos, profunda, también demostrando esa cualidad que mencionaba antes del arte de acción como libre de idiomas, pero no de lenguaje. El lenguaje era algo recargado, pero su control de los tiempos permitían digerir sus mensajes sin resultar abrumadores. Especialmente recuerdo con agrado el juego que hicieron del proyector, en una pantalla irregular, algo inhabitual entre los que nos limitamos, en muchos casos, a su uso rectangular.

En general, las acciones me parecieron algo predecibles, plagadas de convencionalismos, pero algunas de ellas me recordaron que el arte ha de estar en continua evolución y que si se estanca tiende a oler mal.

Pero lo que menos me gustó fue, sobre todo, que a ese público más o menos entregado, no se le atienda ni lo más mínimo, no aportándole información que le sirva para ir procesando lo que va viendo, al mismo tiempo que prestándole una atención que me parece que merece, asumiendo que todos sabemos el programa, que todos los asistentes conocen a todos los artistas, que es un trabajo que deben hacer. Está claro que puede ser una propuesta intencionada para que el espectador no se resigne a su papel pasivo de otro tipo de espectáculos, pero no vi demasiado un tipo de acciones que no fuesen en vías no teatrales. No me parece razonable que haya una proyección de una entrevista a una artista alemana subtitulada en inglés. Creo que es pedirle demasiado a un público que, después, nos extraña que no quiera aparecer por este tipo de encuentros.

Hay una desconexión absoluta entre un desconocido que entrase a ver una de las acciones y los organizadores que, y aquí vuelvo a insistir que se trata de mi humilde opinión, no saben o no quieren prestarles la merecida atención para facilitarles su acercamiento. Los que somos conocidos no sentimos esto, puesto que nos atienden, nos saludan, nos informan, pero el público es público, no privado.

Sé que ha quedado un mal sabor después de leer este texto, bastante crítico, pero necesito ser sincero sin saber si yo lo sabría hacer mejor. En cualquier caso, agradezco que este tipo de encuentros existan y espero que puedan mantener su actividad en los tiempos que se avecinan, de pérdidas de subvenciones para el arte, especialmente las relacionadas con expresiones tan alejadas de lo convencional como debería ser la performance. Y quienes este año lo han hecho posible merecen mi total respeto y reconocimiento.

Un cordial saludo,
Giusseppe Domínguez

Esto no es una broma