Soy solo un hombre heterosexual blanco

Pero vaya toda mi solidaridad con la Huelga del 8M.

Puede que no comparta parte de su estrategia, pero sí su ideología, muy bien reflejada en este manifiesto Hacia la Huelga Feminista del 8M.

Seguiré haciendo lo que está en mi mano por luchar contra el machismo allí donde lo encuentre. Incluso (especialmente) en mí mismo.

Hoy, por sororidad (solidaridad y concordia entre mujeres, que implica un reconocimiento mutuo, plural y colectivo), mejor estaré en el silencioso refugio de mi diario. Mañana quizá sea día de poder participar en una solidaridad y concordia entre feministas (independientemente de su género) y, ojalá, un día sea redundante porque todo ser humano sea feminista.

Ni siquiera le pediré a Carmen que haga huelga o se posicione, pues no quiero ser yo, un hombre, quien le diga a ella, una mujer, lo que ha de hacer.

Por otro lado, acabo de ver en FaceBook esta joya que explica mucho mejor que yo y con mucha menos amargura mi sentimiento al respecto:

*Comentario de Rubén Ibares Matute extraído del muro de Roy Galán en ref. Al #8M*

«Creo que hay que saber diferenciar la huelga de 24 horas con la manifestación. No tiene mucho sentido que los hombres hagamos el parón de 24 horas, ese parón se hace para que la sociedad entienda que si todas las mujeres hicieran huelga, el dia a dia de las ciudades seria un absoluto caos. Por eso no tiene sentido que la huelga la hagamos los hombres.

Otra cosa muy diferente es acudir a la manifestación, no solo en señal de apoyo, ninguna mujer debería necesitar mi apoyo o mi ayuda en un tema que influye día a día en la vida de todos (hombres y mujeres). No se trata de apoyar, se trata de compartir.

Yo tampoco quiero formar parte de una sociedad donde por el simple hecho de ser hombre tengo que ser el que más dinero gane, el que deba renunciar a ver como crecen sus hijos para no perder estatus en la empresa, el que no pueda expresar como se siente por miedo al rechazo o parecer débil y tampoco quiero formar parte de una sociedad que menosprecia el trabajo de cualquier mujer por el hecho de serlo. No quiero ganar más que nadie por hacer el mismo trabajo. Y quiero que se valore de una vez el trabajo de todas las mujeres que dejaron sus carreras para que muchos hombres estemos donde estamos hoy día. Sin ellas no hubiera sido posible.

Todo hombre que tiene un puesto importante en cualquier empresa que tenga claro que es gracias al esfuerzo y sacrificio de muchas mujeres, que dejaron de pensar en sí mismas para que triunfáramos.»

mobiliario-urbano-antipersonas, de Natalia Auffray

Me encantó la forma en que Natalia Auffray tejió estas cuatro imágenes de este «sillón» urbano que, como ella, considero antipersonas. Si bien es cierto que con frecuencia es utilizado por marginales de esta sociedad de consumo.

Está situado en una calle por la que transito prácticamente todos los días, conectando la plaza Soledad Torres Acosta (lo que venía siendo «la de los Luna») con la plaza de Callao.

Ayer, volviendo de casa, no evité hacerme un autorretrato, de esos que ahora se llaman selfie, sentado en ella y enviárselo por mensajería telefónica, de esa que ahora se llama whatsapp.

Almas gemelas

Tener un lío con tu alma gemela… ¿Es incesto espiritual?

Tan a menudo se habla de la famosa alma gemela que yo no puedo evitar pensar que gemela lo es en tanto «parecida», no por ello complementaria. Personalmente, prefiero un alma complementaria, o una carne y hueso conjugada o una mente paralela y secante al mismo tiempo. Y siento haberla encontrado hace ya años.

Aprendiendo a maquetar a marchas forzadas con Scribus

Vivir en Linux es un poco como vivir a la contra. Nos obliga a estar siempre aprendiendo herramientas que el resto de personas no utiliza y no tenemos mucho soporte, además de que el desarrollo de las mismas depende de la buena voluntad de los programadores que tienen a bien dedicar parte de su tiempo o de su vida a crear aplicaciones de código abierto, intentando en un intento algo desesperado subvertir las reglas del mercado.

Hoy me veo en la tesitura de aprender a maquetar con Scribus, un programa que sirve para eso pero que dista mucho de ser intuitivo. Por no decir que ya ha tenido un cuelgue por no ser capaz de «importar texto» de un ODT de menos de 100 páginas.

No pienso tirar la toalla porque lo de ir a la contra va un poco conmigo, con mi carácter y con mi forma de pensar. Pero es tan cansado que apenas tengo tiempo para publicar en este diario una entrada digna de hoy.

Mientras tanto, sigo aprendiendo.

Palimpsesto de Doris Salcedo en Palacio de Cristal

Al fin visité esta exposición de la artista colombiana Doris Salcedo creada ex-profeso para el Palacio de Cristal perteneciente al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Lo hice acompañado de Pablo, el hijo de mi querida amiga María, a través de cuyos ojos pude apreciar otra mirada, la del niño, a quien lo que más le sorprendía y atraía era pasear entre las letras, entre los textos… o subrayar que eran letras de hielo.

A mí me pareció interesante, pero demasiado ruido para tan pocas nueces. Las fotos dan fe de una instalación cuidada y estética, pero algo «demasiado museística» a falta de una expresión mejor que no encuentro. Sabiendo que proviene de la escultura quizá que me resulta más sugerente, pues parece, efectivamente, una expansión de la misma hacia el campo de la poesía, del texto… un texto que se hace tridimensional, casi como la poesía transitable del grandísimo Joan Brossa.

Por momentos, habría preferido una instalación «menor» en un lugar menos grandioso y festivo como el Palacio de Cristal en mitad del Parque del Buen Retiro. Quizá eso mismo habría eliminado la necesidad de las colas de espera y se habría, incluso, podido exigir el caminar descalzo. Pero se habría perdido, lo sé, el efecto del cristal, de esa luz tan indescriptiblemente bella que tiene el edificio acristalado.

Hoy ha muerto Forges

Vaya, no digo que no lo lamente, pero estoy harto de ver el revuelo que se ha armado en FaceBook por su desaparición.

Me regalaron hace años una docena de tazas con el humor más o menos tópico de este dibujante y acabé por deshacerme de ellas pues me resultaban tremendamente machistas. Quizá es que no entendía su humor, pero el caso es que ahora están en casa de los padres de Carmen. Y ahí se quedarán.

Como cosa curiosa, ahora, ¿quién nos recordará que no nos olvidemos de Haití?

Esto no es una broma